Congregación de Yahweh

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Las Sagradas Escritura

Las Sagradas Escrituras son la Palabra de Yahweh. Aparte de esos escritos, no hay ningún otro escrito de origen celestial, o divino. Las Sagradas Escrituras, por ser la Palabra de Yahweh, son infalibles y perfectas en su enseñanza y no tienen necesidad de que el hombre le añada o le quite. En ellas se halla la perfecta revelación de la voluntad del Eterno hacia sus criaturas y el gran plan de redención y salvación para todo el género humano. Las Sagradas Escrituras, al tener a Yahweh como su autor, son en su naturaleza inmutables y eternas. Ni una "yod" ni un "tilde" de lo que está escrito en las Sagradas Escrituras dejará de cumplirse según los designios de la voluntad del Todopoderoso.


Fundamento Escritural

Las Escrituras no fueron escritas por voluntad humana. 2 Pedro 1:20-21

Siendo la Palabra de Yahweh, es palabra de verdad. Juan 17:17

Nos habla de Yahweh y su hijo Yahshúa. Juan 17:3

Nos enseñan cómo alcanzar la vida eterna. Juan 5:39

Es poderosa, viva y eficaz. Hebreos 4:12

Su poder nos hace nuevas criaturas. 2 Timoteo 3:15-17

Fue escrita para dar esperanza a los seres humanos. Romanos 15:4

No se le puede añadir ni quitar. Deuteronomio 4:2; 12:32

 

Ilumina la senda del creyente. Salmo 119:105, 130

Debemos hablar conforme a lo que en ella está escrito. 1 Pedro 4:11

Sus mandamientos son antorchas y enseñanzas de luz. Proverbios 6:23

Como es la Palabra de Yahweh, es limpia. Salmo 12:6

Sus leyes son perfectas que vuelven el alma. Salmo 19:7

Proyectan luz en el camino. Salmo 19:8

Es el libro de todos los tiempos. Isaías 40:8

Es alimento para todo ser humano. Jeremías 15:16

El cielo y la tierra pasarán, pero las Sagradas Escrituras, no. Mateo 24:35

 

 


¿Cómo se escribió la Sagrada Escritura?

¿Qué otro libro en el mundo posee la virtud que tienen las Sagradas Escrituras cuyo autor es Yahweh? Las Sagradas Escrituras tienen su origen en Yahweh, de ahí que posea un poder sobrenatural que las distinguen de cualquier otro libro. El poder de las Escrituras emana de su mensaje, de su contenido, por supuesto, respaldado por Yahweh.

Saulo enseñó que "la Palabra de Yahweh es viva" (Hebreos 4:12). A los fieles en la fe que habitan en Roma les dijo: "el evangelio es potencia de Yahweh, para salud a todo aquel que cree..." (Romanos 1:16)

Para la redacción o composición de las Escrituras se usaron tres lenguas: el hebreo, el arameo en menor escala y el griego en muy pocos casos. Un evento histórico en la composición de las Escrituras fue cuando el dedo de Yahweh (su Espíritu de acuerdo a Lucas 11:20), se movió sobre la superficie de dos piedras preparadas por Moisés en la cumbre del monte Sinaí.

Fue así como quedó redactada la primera copia escrita del Decálogo, grabado en escritura hebrea. (Éxodo 31:18; 32:16; 34:1-4) ¿Cómo sabemos que el decálogo fue escrito en hebreo y no en otra lengua? La razón es sencilla: tanto Moisés como el pueblo de Israel lo que sabían leer y escribir era el hebreo. Esa era la lengua original desde Adán, lengua que hablaban los descendientes de Sem. Es decir, es la lengua que se hablaba desde el Edén.

El primer escritor que fue autorizado a escribir fue Moisés. No debemos pasar por alto que le fue fácil a Moisés recopilar todos los sucesos acaecidos desde Adán debido a dos razones poderosas. Primero, fue el propio Yahweh quien lo inspiró por medio de su Espíritu; y segundo, Moisés estaba conectado humanamente con Adán de esta forma: Matusalén vivió aproximadamente los últimos doscientos cuarenta (240) años de vida de Adán. Amrán fue el padre de Moisés por lo que la cadena de comunicación no quedó interrumpida por demasiado tiempo.

Otro detalle que no debemos olvidar es que, tanto Lamec como también Noé, Abraham, Jacob e Isaac, aportaron mucha ayuda, ya que ellos poseían estupendas memorias para recordar eventos importantísimos. Por eso fue fácil para Moisés escribir la historia desde el Edén, ya que el Espíritu de Yahweh le inspiró para que realizara un monumental trabajo espiritual, además de la ayuda que le suministraron los patriarcas.

Así que por la inspiración, Yahweh es el autor principal de las Escrituras. Pero esto no quiere decir que Yahweh sea el único autor. También lo fueron 35 a 40 autores quienes por espacio de unos catorce (14) siglos redactaron o elaboraron las mismas.

La palabra "Biblia" es en realidad un plural ("libros") que se deriva del término griego "Biblos". "Biblos" es el nombre de la corteza de una planta llamada papiro, de la cual los egipcios hacían un material para escribir. La palabra en hebreo es sé-fer, lo que significa libro, rollo, carta, escritura, documento, o registro. La palabra "Biblia" se deriva de la voz griega bi-bli-a, (de biblos), palabra que fue recogida por el latín, lo que equivale a un término que sólo quiere decir la parte interior de la planta de papiro, de la que se hacía una forma de papel. De ahí que nuestra Congregación haya adoptado el nombre más correcto para dirigirse a los escritos sagrados llamándoles las Sagradas Escrituras.

Recuerde que nuestro Maestro nunca mencionó la palabra Biblia. Cuando hizo mención de los escritos sagrados los llamó "la ley, los profetas y los Salmos". También los llamó las "Escrituras", según Mateo 22:29. Otros, como Saulo y Pedro, se dirigieron a estos escritos como la Palabra de Yahweh, las Escrituras, etc., etc. (2 Tim. 2:15; 2 Pedro 1:20).


Fundamento Escritural

Yahweh ordena a Moisés a escribir en un libro. Éxodo 1:14; 34:27

Moisés escribe el Libro de la Alianza. Éxodo 24:4,7

Moisés declara que Yahweh escribió el Decálogo. Deut. 4:13

Moisés termina de escribir el Libro de la Ley. Deut. 31:24-26

Josué siguió al pie de la letra lo escrito por Moisés. Josué 1:7-9

Se reconoce a Josué, como el segundo escritor. Josué 24:22-26

Daniel estudiaba los escritos de los profetas. Daniel 9:2

Yahweh ordenó a Jeremías a escribir. Jer. 36:1-2

Los Profetas hablaron por inspiración divina. 1 Pedro 1:10-12

Yahshúa reconoció los escritos hebreos. Lucas 24:44

Moisés fue el autor del Pentateuco. Juan 5:46-47

 


Yahweh el Creador

La Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante a la Divinidad lo siguiente:

  1. Yahweh el Todopoderoso Creador es supremo en los cielos y en la tierra.
  2. Yahweh es único y no hay ni en los cielos ni en la tierra nadie igual o que se pueda comparar con Él.
  3. Yahweh es el espíritu infinito, perfecto y eterno en quien toda la creación tiene su origen.
  4. Yahweh sostiene con su divina omnipotencia los cielos, la tierra y todo lo que en ellos hay.
  5. Toda criatura en los cielos y en la tierra está llamada a someterse a su divina y absoluta voluntad.

La primera doctrina que nos presenta las Sagradas Escrituras es que hay un Todopoderoso, Creador de todas las cosas. (Gen. 1:1). Este punto de fe es el principio fundamental de la verdadera religión y, por consiguiente, exige de todo ser viviente toda la atención y respeto. La misma Palabra de Yahweh nos dice: "Empero, sin fe es imposible agradar a Yahweh; porque es menester que al que a Yahweh se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan". (Hebreos 11:6)

Los Sagrados Escritos dan por entendido esta doctrina como verdad conocida, aceptada y confesada. Yahweh se ha manifestado a los hombres y se ha dado a conocer por su Palabra. No podemos quedar indiferentes a su manifestación. Debemos dejar que nuestros corazones se llenen de Su presencia para beneficio nuestro.


Fundamento Escritural

Yahweh creó el Universo. Gen. 1:1

Su sabiduría es infinita. Isaías 40:28

Su sabiduría es inalcanzable. Salmo 147:4

Sus obras son impresionantes. Salmo 19:1

Sus obras son inmensas. Salmo 8:3-9

La creación prueba su existencia. Romanos 1:18-20

Su grandeza y divinidad no pueden compararse. Hech. 17:24-29

No hay nada con lo que pueda ser comparado. Isaías 40:18

El universo inspira a adorarle. Salmo 139:14

Su nombre Yahweh es hasta tiempo indefinido. Salmo 135:13

No podemos negar su existencia. Salmo 92:2-6

Su omnisciencia no tiene límites. Salmo 139:2-6


El Nombre del Padre Celestial

YHWH

La Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante al nombre del Padre Celestial lo siguiente:

  1. Nuestro Padre Celestial tiene un nombre personal revelado por Él mismo.
  2. Su nombre es sublime y eterno y fue dado por Él para ser invocado por todas las generaciones.
  3. Su nombre es el único que encierra salvación para todos los que lo invoquen.
  4. Sus adoradores están llamados a identificarse con su nombre.
  5. Su nombre es Yahweh.

El Todopoderoso como el único Ser Supremo, creador de todo lo existente en los cielos y en la tierra, reveló su propio nombre al hombre para que éste le invocara. Este nombre encierra en sí las características inmutables de su divino ser y personalidad. Conocer el nombre de una persona era conocer su esencia, penetrar su carácter y el destino de la misma.

Actualmente la arqueología está desenterrando una enorme cantera de material sobre el nombre de nuestro Padre Celestial. Este material en gran parte es desconocido hasta ahora por la mayoría de los estudiantes de las Escrituras. Es tanto el material descubierto que la Congregación puede hacer una sección permanente de investigación sobre el particular. Aunque el nombre de nuestro Padre Celestial fue invocado por los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, no fue hasta los días de Moisés que el Eterno reveló en sí la esencia de su nombre y lo que éste significaba para su pueblo Israel. Cuando Moisés dijo al Eterno: "He aquí yo iré a los hijos de Israel y les diré: El Eterno de vuestros padres me ha enviado a vosotros; y cuando me pregunten, ¿cuál es su nombre? ¿Qué les diré? Y dijo el Creador a Moisés: "Ehyé asher Ehyé"- (Seré El que Seré). Dijo, además: "Así dirás a los hijos de Israel; Ehyé (seré) me ha enviado a vosotros". (Éxodo 3:13, 14)

En esa expresión, el Eterno revela la esencia o el profundo significado que Su nombre encierra. Su nombre significa la continua presencia del Eterno en medio de su pueblo. Si algo dramatizó esta realidad de la revelación del nombre fue la forma como el Eterno (el ángel) se le apareció a Moisés en una zarza que se consumía por el fuego. Moisés quedó paralizado al ocurrir este fuego continuo.

Después de darle a conocer su nombre a Moisés, el Eterno le hace la siguiente declaración que denota la perpetuidad de su nombre y su uso trascendental por todos los siglos. Y dijo el Eterno a Moisés: así dirás a los hijos de Israel: "Yahweh El Eterno de vuestros padres, el Eterno de Abraham, el Eterno de Isaac, el Eterno de Jacob me ha enviado a vosotros: Este es mi nombre para siempre y éste es mi memorial para todas las generaciones", Éxodo 3:15.

Ese nombre fue bien entendido por Moisés y por el pueblo de Israel. Esto se deja ver por el testimonio de los Sagrados Escritos, ya que los hijos de Israel invocaron ese nombre en todo servicio de adoración que le rindieron al Todopoderoso.


Fundamento Escritural

Los adoradores de Yahweh caminan en su nombre. Miqueas 4:5

Sólo el nombre de Yahweh es digno de toda alabanza. Salmo 148:13

Sólo el nombre de Yahweh es refugio para su pueblo. Prov. 18:10

Su nombre es grande entre las gentes. Malaquias 1:11

El que le sirve, ama su nombre. Isaías 56:6

Su nombre hay que alabarlo y proclamarlo. Isaías 12:4

Será maldito el que no honre el nombre de Yahweh. Malaquias 2:1,2

Se castiga al que tome su nombre en vano. Éxodo 20:7

Todo el que invoque y honre su nombre será salvo. Joel 2:32

Bienaventurado aquel cuya ayuda es Yahweh. Salmo 146:5

Yahshúa dio a conocer el nombre de su Padre. Juan 17:26

 


Yahshúa, el Hijo de Yahweh

Yahshúa

Yahshúa es el unigénito Hijo de Yahweh, concebido por mediación del Espíritu Santo y nacido de una doncella israelita llamada Miriam (María). Él es el Ungido o Mesías enviado de Yahweh para ser nuestro Salvador Redentor.


Fundamento Escritural

Fue anunciado que nacería de una virgen. Isaías 7:14; 9:6

Belén sería su cuna. Miqueas 5:2

Moisés habló de un profeta que vendría. Deut. 18:15-18

Toda su misión estaba profetizada. Lucas 24:44

Nació por obra y virtud del Espíritu Santo. Lucas 1:26-35

Los ángeles lo anunciaron como el Salvador. Lucas 2:7-11

Yahweh dio testimonio de Él. Mat. 3:16-17

Juan le reconoció como el Cordero de Yahweh. Juan 1:29, 34

Los discípulos le reconocieron como el Hijo de Yahweh. Mat. 14:33

Simón declaró que Yahshúa era "el Mesías". Mat. 16:16-17

Yahweh le envió como el Salvador del Mundo. Juan 3:16-17

Es el único medio de Salvación. Hech. 4:12

Él es el único y exclusivo intercesor de su pueblo. Heb. 7:22-25

Él es el único mediador entre Yahweh y los hombres. 1 Tim. 2:5

Solo Él es nuestro abogado. 1 Juan 2:1

No hay otro camino para ir al Padre aparte de Él. Heb. 10:20

Sólo su sangre es la que redime. Efesios 1:7

 


La Preexistencia de Yahshúa

La Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante a la Preexistencia del Mesías lo siguiente:

  1. El Hijo de Yahweh antes de humanizarse ya existía.
  2. Fue creado por Yahweh en la eternidad.
  3. Desde un principio ha compartido la gloria con su Padre.
  4. En la creación del universo, Él estuvo presente.
  5. Fue el agente principal para traer a la existencia todas las cosas.

¿Desde cuándo existe el Hijo de Yahweh? La parte principal del gran plan de salvación que el Eterno le ha dado a los hombres estriba en el hecho innegable del sacrificio vicario que Yahshúa consumó en el cruento madero en el calvario. Las Escrituras señalaban la obra redentora que Yahshúa habría de consumar para beneficio de toda la raza humana, ya que ésta, a causa del pecado del primer hombre, había quedado destituida de la presencia del Padre. (Rom. 3:23; 1 Ped. 1:18-20).

Las Escrituras proféticas indican que al venir el cumplimiento de los tiempos, el Mesías nacería de una virgen en Bethlehem (casa de pan) de Judea (Miq. 5:2-3). Esto se cumplió hace cerca de unos dos mil (2,000) años, según Mateo 1:22-23; 2:1. Pero ahora preguntamos: el Hijo de Yahweh; ¿existe sólo desde que nació de la virgen María (Miriam), o acaso existía antes de nacer de ella?

Nos sorprenderá leer lo que dice Isaías 48:16. En este verso encontraremos que la persona que conocemos como Yahshúa el Mesías no empezó su vida aquí en la tierra. Él mismo habló de su existencia celestial prehumana. Las Sagradas Escrituras nos confirman que Él fue "el primogénito de toda la creación". (Col. 1:15) Por eso es bueno que estudiemos ahora el verso que antes habíamos señalado del profeta Isaías donde existe un mensaje claro que consideramos muy importante al estudio que hoy tenemos en consideración:"...desde que la cosa se hizo, estuve allí: y ahora el Creador Yahweh me envió y su espíritu".   (Isaías 48:16)

Este mensaje indica que Yahshúa estaba desde el principio del mundo. El Cordero divino estuvo propuesto, en cierta forma, para ser inmolado, desde el principio. (Rev. 13:8). De modo que las Sagradas Escrituras identifican a Yahshúa como la primera creación de Yahweh. Aún más, el mismo Hijo es usado por el Padre Celestial para crear todas las demás cosas. (Col. 1:16-17)


Fundamento Escritural

Yahshúa fue engendrado por Yahweh en la eternidad. Heb. 1:4-5

Yahshúa fue con Yahweh desde el principio. Juan 1:1-3

Fue el principio de la creación de Yahweh. Rev. 3:14

Es el primogénito de toda criatura. Col. 1:15

Existió antes de la fundación del universo. Juan 1:1-3

Amado desde antes de la fundación del mundo. Juan 17:5

Sin Él nada de lo que es hecho fue hecho. Juan 1:1-3

Comparte la divinidad con Yahweh. Heb. 1:3

Estuvo presente en la creación del hombre. Gén. 1:26

Yahshúa mismo descubrió su preexistencia. Juan 8:55-58

Acompañó a Israel en el desierto. 1 Cor. 10:4

 


Muerte y Resurrección de Yahshúa

La Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante a la "Muerte y Resurrección de Yahshúa" lo siguiente:

  1. Yahshúa fue muerto a la mitad de la semana.
  2. Fue colocado en la tumba antes de ponerse el sol de ese día.
  3. Resucitó antes de ocultarse el sol del Shabbath semanal.
  4. Yahshúa permaneció en la tumba 72 horas.

Ningún acontecimiento ha registrado la historia humana comparable al que tuvo aquella tarde del Shabbath 17 de abib en Jerusalén. Ocurrió lo inesperado: Yahshúa había resucitado. Él les había dicho a sus discípulos que había de resucitar después de tres días (Lucas 18:33). Les dio como señal "la señal de Jonás profeta".

La muerte y la resurrección de Yahshúa es la señal mesiánica de la Congregación. Esta ha sido la señal más refutada por todos los hombres que no entienden las Escrituras. La principal responsabilidad de un estudiante de las Sagradas Escrituras es buscar datos pertinentes sobre un tema determinado y que se sostengan por sí solos. Nosotros afirmamos que Yahshúa fue enclavado y muerto en el día de la semana comúnmente llamado miércoles y fue colocado en la tumba justamente antes de ocultarse el sol de aquel día.


Fundamento Escritural

Yahshúa estaría en el sepulcro tres días con tres noches. Mat. 12:39-40

Yahshúa dijo que después de tres días resucitaría. Mar. 8:31

Yahshúa resucitó por la tarde o al fin del día Shabbath. Mat. 28:1-6; Mar. 16:1-7

Yahshúa murió y resucitó conforme a las Escrituras. 1 Cor. 15:3-4

Yahshúa fue levantado al tercer día de entre los muertos. Hechos 10:40

El ángel notifica a las mujeres sobre la resurrección. Mateo 28:1-6

Daniel señalaba que moriría a la mitad de semana. Daniel 9:27

Yahshúa estaría en el sepulcro tres días y tres noches. Mat. 16:21

Nota: El diccionario Pequeño Larousse define la palabra "Víspera" del (latín vespera, tarde) de la siguiente manera: "una de las divisiones del día romano que correspondía al crepúsculo de la tarde".

 


El Espíritu Santo

El Espíritu Santo es el consolador a quien Yahshúa prometió enviar para tomar Su lugar después de su partida. Po medio del Espíritu Santo, Yahshúa habita en los corazones de los que diligentemente lo buscan. Por el Espíritu Santo, Yahweh revela la verdad de las sagradas Escrituras a los hombres y les da poder para testificar por Yahshúa. La evidencia de su presencia se manifiesta en las vidas, por las palabras habladas como "Frutos del Espíritu" y por guardar los mandamientos de Yahweh.

La Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante al Espíritu Santo y sus funciones lo siguiente:

  1. El Espíritu Santo es el Consolador que Yahshúa Mesías prometió enviar, para que tomase lugar en el corazón de los creyentes redimidos después de su partida.
  2. La palabra "espíritu" viene del latín "spiritus", que equivale a un soplo o respirar. La palabra hebrea para espíritu es "ruach" que significa viento o soplo.
  3. La promesa del derramamiento del Espíritu fue hecha por Yahweh a través de los profetas. Este derramamiento tuvo su cumplimiento un día de Pentecostés, conocido en hebreo como Shavuot o Fiesta de las Semanas según lo registran las Escrituras Mesiánicas en Hechos 2.
  4. En ese día se cumplió la promesa hecha por Yahweh y por el hijo Yahshúa. Dicha promesa ha quedado dispuesta para todos aquellos a quienes se les hace el llamado y aceptan la invitación para servir, adorar y honrar al Padre Celestial como el único Creador verdadero.
  5. El Todopoderoso da el Espíritu Santo a quienes lo piden y andan en obediencia de su santa y bendita Palabra.
  6. El Espíritu Santo no es una persona distinta del Padre, sino que es el poder vivificador que emana del Padre y del Mesías. Es el poder a través del cual el Padre y el Hijo se hacen manifiestos al hombre.
  7. Por medio del Espíritu Santo, el Eterno guía a sus hijos a toda verdad y justicia, y revela la verdad de las Sagradas Escrituras a sus servidores, dándoles inspiración y poder para testificar de la salvación en Yahshúa Mesías.
  8. La prueba evidente y convincente de la presencia del Espíritu Santo en la vida de los creyentes son sus frutos, en donde está implicada la obediencia y sumisión total a la voluntad del Padre Celestial.

Cuatro puntos son los que distinguen en forma principal el credo de la Congregación de Yahweh respecto al Espíritu Santo:

  1. Lo que es en sí el Espíritu Santo.
  2. La forma en que se recibe o se manifiesta en los creyentes.
  3. Los nombres o títulos que se le dan al Espíritu en sus diferentes manifestaciones.
  4. Las diferentes manifestaciones y operaciones del Espíritu provienen de Yahweh. Se manifiesta por dones, frutos y símbolos. En realidad, la naturaleza esencial del Espíritu Santo escapa a la comprensión del entendimiento humano, pero sí sabemos que se manifiesta en nosotros.

Fundamento Escritural

Yahweh envió su Espíritu como un maestro. Neh. 9:20

El Espíritu de Yahweh no contiende con los hombres. Gén. 6:3

Es peligroso cuando se aparta el Espíritu de nosotros. 1 Samuel 16:14

David oraba para que Yahweh no lo quitara de su vida. Salmo 51:11

Testifica a nuestro espíritu que somos hijos de Yahweh. Rom. 8:16

El Espíritu Santo nos guía a cumplir con Yahweh. Ezeq. 36:27

Vino en cumplimiento de una promesa. Joel 2:28

El Espíritu Santo nos hace profetizar. Núm. 11:25

El Espíritu Santo dirige en la elección de Líderes. Hechos 13:2

No debemos contristar al Espíritu Santo. Efesios 4:30

Si el lector desea conocer cuán abarcante es la obra del Espíritu Santo en la vida de la Congregación, le recomendamos que estudie el libro Manual Doctrinal (páginas 34-48) en donde se presentan estudios sobre las Manifestaciones del Espíritu Santo, Clasificación de los Dones Espirituales, los frutos del Espíritu y los Símbolos del Espíritu Santo.

 


Satán: Nuestro Gran Adversario (Ha-Sathan)

La Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante a nuestro adversario Satanás lo siguiente:

  1. Satanás es un ser el cual se conoce por diablo, serpiente antigua, adversario.
  2. Satanás está sujeto a tiempo y espacio, no puede estar en 2 lugares al mismo tiempo.
  3. Al principio fue un ángel de luz llamado Lucifer.
  4. Puede posesionarse de una persona.
  5. Es un ser real, no es un mito.
  6. Es el adversario de Yahweh y de su pueblo.
  7. Él introdujo el pecado en el mundo. Su labor es engañar y hacer caer al hombre en pecado, por lo que se nos aconseja a resistirlo y a no darle lugar en nuestras vidas en ningún momento.
  8. Su fin está ya señalado. Las Escrituras nos dicen que será destruido con sus ángeles seguidores en el lago de fuego, poco antes de que se celebre el juicio del gran trono blanco.

Las Escrituras no dejan lugar a dudas sobre la existencia de un ser maligno, sobrenatural y espiritual que se manifiesta en contra de la obra del Eterno, posesionándose de los hombres incrédulos y tratando de influenciar a los creyentes para que obren en contra de la voluntad del Todopoderoso (Job 1:6-11; Mat. 4:11; Efe. 2:1-3; Juan 13:2; 1 Ped. 5:8; hechos 5:3). Los que rechazan la existencia de un ser maligno y sobrenatural lo hacen por no tener una creencia unánime sobre este punto.

Los Sagrados Escritos nos dicen que el objetivo mayor de nuestro adversario el diablo es matar, robar, destruir y engañar a los seres humanos que habitan sobre la faz de la tierra (Juan 10:10;       1 Juan 3:8, 12; 5:19). La obra que Yahshúa vino a realizar aquí  en la tierra va contra Satanás ya que la Escritura dice que éste "ha de ser echado fuera" (Juan 12:31). En realidad, Yahshúa venció ya a Satanás y aunque éste conserva todavía algún dominio en el mundo, al final quedará totalmente aniquilado como dice Revelación 20:1-10, 15.


Fundamento Escritural

Satanás es un ser espiritual. Job 1:6, 12

Pone pensamientos malos. Juan 13:2

Ciega los corazones. 2 Corintios 4:4

Estorba a los siervos de Yahweh. 1 Tes. 2:18

Arrebata la simiente. Marcos 4:15

Siembra cizaña. Mat. 13:25, 29

Zarandea a los hijos de Yahweh. Lucas 22:31

No se le puede dar lugar. Efesios 4:27

Hay que hacerle resistencia. Santiago 4:7

No debemos ignorar sus maquinaciones. 2 Corintios 2:11

Hay que vencerlo. Efesios 6:11-17

Será destruido en el lago de fuego. Rev. 20:9-15

Satanás trabaja continuamente para obstaculizar la obra del Eterno y provocar así la enemistad entre Yahweh y sus servidores.

 


La Caída del Hombre

Para obtener el verdadero sentido de la historia del primer pecado en la raza humana, será preciso ir al libro sagrado. Éste nos habla de una tentación que vino a la primer pareja humana por parte del adversario y que cayeron ante su astucia. Por esta caída, la primer pareja humana perdió la amistad y el disfrute de estar en armonía con Yahweh. En definitiva, el pecado cometido en aquel huerto pasó a toda la raza humana. Tenemos, pues, al hombre en la primera encrucijada de su camino, enfrentando con su conciencia ante la santidad de Yahweh. Podrá ser grande el pecado del hombre, pero el libro sagrado anuncia una promesa de salvación.

  1. El hombre fue creado a imagen y semejanza del Creador.
  2. El hombre fue hecho perfecto, recto, santo, justo, lleno de verdad e inocencia.
  3. Si el hombre permanecía fiel a la Palabra de su Creador, podía alcanzar la vida eterna; si sucumbía a la tentación, entonces encontraría la muerte a causa de su pecado.
  4. En la tentación, el hombre fue vencido por Satanás y como consecuencia perdió su inocencia, su hogar y su posición en la gracia de Yahweh, atrayendo dolor, sufrimiento y muerte para sí y para su prosperidad.

Como sabemos, la primer pareja fue tentada por Satanás cuando utilizó una serpiente como medio de engaño (Gen. 3:1-6). Satanás atacó la parte más frágil del hombre: la mujer (1 Tim. 2:14; 2 Cor. 11:3). El hombre, al igual que la mujer, fue vencido al no soportar la tentación (Gén. 3:6-13). Esto trajo como consecuencia que Yahweh los castigara con la muerte por causa de su pecado y por la abierta rebelión a su mandato que prohibía que comieran de determinado árbol (Gen. 3:16-19; Rom. 5:12).

La caída del hombre en el pecado afectó a toda la creación y a sus moradores (Rom. 8:19-22), pero por el amor que el Eterno siente por el hombre, no le maldijo a él directamente, pero sí maldijo a la tierra de la cual comería de ella con aflicción todos los días de su vida (Gen. 3:17). Al caer en transgresión, el hombre fue destituido de la gloria de Yahweh (Rom. 3:23), trayendo como consecuencia a su posteridad el dolor y el sufrimiento, y finalmente la muerte (Gen. 3:16-19; Rom. 5:12, 17).


Fundamento Escritural

Todo lo que Yahweh creó fue bueno, incluyendo al hombre. Gen. 1:12-31

La mujer fue creada para ser ayuda idónea. Gén. 2:18-24

El hombre fue lleno del espíritu por parte de Yahweh. Gen. 2:7

Fue hecho a semejanza de Yahweh. Gen. 1:26

Fue inteligente en gran manera. Gen. 2:19-20

Fue creado para la gloria de Yahweh. Isaías 43:7

Todos hemos nacido en pecado. Sal. 51:5

 


El Castigo de los Malvados

Reconocemos sin dificultad que los humanos son seres abocados a la muerte. Sobre todo, reconocemos que aquellas palabras de mentiras dichas por el tentador a la primera mujer: "no moriréis" (Gen. 3:4), tan sólo fueron palabras que no representaron más que una fugaz utopía para la primer pareja. Que allí mismo, en el huerto del Edén, se escuchó una réplica divina, en la cual se señalaba al hombre el destino sobre la tierra: "polvo eres y al polvo volverás" (Gen. 3:19).

De ahí que la humanidad pecadora tendrá que pasar por lo siguiente:

  1. Los pecadores tendrán que encararse a la muerte como pago de su maldad, y no a un tormento eterno; es decir, no hay vida eterna en el sufrimiento.
  2. El malvado recibirá como castigo ser lanzado al "lago de fuego", que es la muerte segunda.
  3. Los condenados por Yahweh serán destruidos por fuego, siendo reducidos a ceniza y será como si nunca hubieran existido.

Es muy común que el hombre por causa de la falsa enseñanza que se hace de los Sagrados Escritos crea que el pecador va a ser atormentado en llama de fuego por toda una eternidad en el lago de fuego. Al analizar tal enseñanza ante la Palabra de Yahweh, la misma no puede sostenerse frente a la verdad que se define sobre el castigo del hombre.

¿A quién es que se le promete vida eterna, al justo o al impío? ¿Será acaso que, tanto a los malos como a los buenos se les va a conceder vida eterna? Para que el hombre pecador pueda ser atormentado por toda la eternidad necesita estar consciente de ese tormento; es decir, debe tener vida eterna para poder sentir el tormento al que ha sido destinado. Esa enseñanza es contraria a lo que Yahweh había establecido: "Si coméis de ese árbol, moriréis...".

Fue Satanás el que dijo precisamente lo contrario: "No moriréis", es decir, le ofreció inmortalidad. El hombre fue en busca de esa inmortalidad aún desobedeciendo a Yahweh. Las consecuencias han sido encontrarse con la muerte.


Fundamento Escritural

Los impíos serán echados al estanque de fuego. Mateo 13:41-42

No se les dejará raíz ni rama. Malaquías 4:1

Serán castigados de eterna perdición. 2 Tes. 1:9

Serán levantados para vergüenza y confusión. Daniel 12:2

Serán consumidos en el fuego eterno. Isaías 33:14

Su parte será en el estanque de fuego y azufre. Revelación 21:8

Serán castigados en el día del juicio. 2 Pedro 2:9

Un horno tenebroso está reservado para los impíos. Judas 1:13

Los impíos serán destruidos para siempre. Sal. 92:7

El diablo y sus seguidores serán destruidos por fuego. Rev. 20:13-14

La iniquidad hace separación entre el hombre y Yahweh. Isa. 59:2

 


El Plan de Salvación

Podrá ser grande la maldad del hombre, pero siempre es mayor la bondad de Yahweh. Fue allí en Edén  donde sonó una palabra de esperanza por la que, a la vez que se sentenciaba a la serpiente, se hacía la primera promesa de un Redentor (Gen. 3:15). Allí se anunció una enemistad perpetua entre la simiente de la serpiente y la simiente de la mujer. De acuerdo a esta promesa, la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. Aquella primera promesa de salvación mantiene su vigencia. Por tanto, enseñamos lo siguiente:

  1. El plan de salvación fue designado por Yahweh como la manera para que el hombre escape de la pena de muerte pronunciada sobre él por su pecado de rebelión en contra de su Creador.
  2. Yahweh envió a su amado Hijo al mundo para que redimiese al hombre de la maldición del pecado.
  3. La misión que Yahweh dio a su Hijo fue cumplida y consumada por éste, mediante su vida impecable en la tierra, vida que ofrendó en sacrificio vivo al derramar su sangre preciosa en el tosco madero. No tan sólo dio su vida, si no que resucitó de entre los muertos, triunfando así sobre la muerte y alcanzando para el hombre eterna redención.
  4. Yahweh aceptó la muerte de su Hijo amado como el pago de nuestra redención, haciendo posible el perdón de nuestros pecados.

Fundamento Escritural

Yahweh es nuestra salvación. Salmo 27:1

Nos alegramos en su salvación. Isaías 25:9

El que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 10:22

Hay que confesar que Yahshúa es nuestro Salvador. Romanos 10:9

Si cumplimos con lo escrito alcanzaremos salvación. Santiago 1:12

Debemos tener limpieza espiritual para ser salvos. Revelaciones 22:14

El que invocare el nombre de Yahshúa, será salvo. Hechos 2:21

Yahweh quiere que todos los hombres sean salvos. 1 Tim. 2:4

Yahweh no quiere que ninguno perezca. 2 Pedro 3:9

La salvación es un don de Yahweh. Efesios 2:8

 


La Sangre de Yahshúa

Por cuanto todo ser humano pecó, está destituido de la gloria de Yahweh. Sin derramamiento de sangre no hay remisión por los pecados. Por eso fuimos justificados gratuitamente y alcanzamos redención por la sangre de Yahshúa. La sangre de Yahshúa es la que nos limpia de todo pecado. Hemos sido emblanquecidos en la sangre del Cordero. Con su sangre, Yahshúa nos redimió para Yahweh de todo linaje, lengua, pueblo y nación. La sangre de Yahshúa nos ha dado libertad para entrar en el santuario de Yahweh. Los que hemos aceptado el sacrificio de Yahshúa en el madero estamos reconciliados con Yahweh por la sangre de su Hijo. Escaparemos del juicio de Yahweh por medio de la Sangre de Yahshúa. El Mesías ganó con su sangre a la congregación.


Fundamento Escritural

La sangre de Yahshúa el hijo de Yahweh nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7

Somos emblanquecidos por la Sangre de Yahshúa. Revelaciones 7:14

De todo linaje, lengua, pueblo y nación hemos sido redimidos. Revelaciones 5:9

Por la Sangre de Yahshúa tenemos libertad para entrar al santuario de Yahweh. Hebreos 10:19

Si la sangre de los toros y de los machos cabríos y la ceniza de becerra, (en un tiempo), santificaba para la purificación de la carne, ¿cuánto más la Sangre de Yahshúa? Hebreos 9:13-14

Por la Sangre de Yahshúa alcanzamos la paz de Yahweh. Colosenses 1:20

Seremos salvados por la Sangre de Yahshúa. Romanos 5:9

 


Aceptando a Yahshúa como nuestro Salvador

Al Yahshúa haber asumido nuestra naturaleza humana, nos ha elevado consigo a una dignidad humana. Él ha realizado la obra inversa a la de Adán. Adán nos hundió en el pecado, mientras que Yahshúa nos sacó del pecado, dándonos nueva vida. La salvación viene cuando aceptamos a Yahshúa de todo corazón.

¡Qué seguridad tan profunda tenemos al saber que Yahweh nos ha seleccionado a los que hemos aceptado a su Hijo para ser adoptados dentro de su familia! Debemos forjar en nuestros hijos, en nuestros jóvenes, en todo aquel que esté a nuestro alcance, que todo ser humano necesita un Salvador. Surge la importancia de organizar en cada localidad, grupos de estudiantes misioneros que, conjuntamente con los maestros de la congregación local, fortalezcan el radio de evangelización, de tal manera que no quede ni uno en la familia que no sea notificado de que necesita un Salvador.

Cada miembro o candidato debe aprender a reconocer que es nuestra la responsabilidad de:

  1. Aceptar a Yahshúa nuestro Mesías como el "único Salvador personal".
  2. Creer en Él como transmisor de la voluntad del Padre Celestial.
  3. Modelar nuestra vida por el ejemplo de su vida, ya que Él es nuestro dechado.

Para lograr los beneficios del plan de salvación que Yahweh ha puesto al alcance de todo ser humano, cada individuo tiene que recibir y aceptar a Yahshúa nuestro Mesías como su único y exclusivo Salvador. Esto se confirma en la declaración hecha por Pedro, " en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en el que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).


Fundamento Escritural

El Mesías es el Cordero de Yahweh. Juan 1:29

El que cree en Él tiene la vida. Juan 3:36

Él es la luz del mundo que hay que seguir. Juan 8:12

Estamos llamados a ser la luz del mundo. Mateo 5:14

La voluntad de Él es nuestra santificación. 1 Pedro 1:2, 15

Estamos llamados a seguir sus pisadas. 1 Pedro 2:21

Estamos llamados a ser hijos obedientes y santos. 1 Pedro 1:14-16

Estamos llamados a practicar la verdad. Santiago 1:21-22; 2 Juan 4

Estamos llamados a ser puros. 1 Juan 3:3

Estamos llamados a vivir en Él y en su amor. 1 Juan 4:7-16

 


El Bautismo

La ordenanza del bautismo ha venido directamente de nuestro Redentor, como un oficio que sus siervos deben realizar a favor de los que aceptan a El como su Salvador. Fue Yahshúa el que dijo: "Por tanto id y doctrinad a todas las gentes, bautizándoles en el nombre del Padre (Yahweh), y el hijo (Yahshúa), con la participación del Espíritu Santo" (Mateo 28:19). Esta institución bautismal queda como parte integrante de todo lo que es necesario para alcanzar la salvación; a la figura de la cual, (como el arca de salvación que Noé construyó), el bautismo que ahora corresponde nos salva, no quitando la suciedad de la carne, sino como demanda de una buena conciencia delante de Yahweh por la resurrección de Yahshúa Mesías (1 Pedro 3:21).

Quien recibe las aguas del bautismo queda transformado en nueva criatura, pasando de lo viejo a lo nuevo; es decir, la transformación del sentido de su existencia, ya que la meta del hombre bautizado es "irse transformando en imagen de Yahweh translúcida" (2 Corintios 3:18), hasta "formar ese varón perfecto en la madurez del desarrollo a la medida de la plenitud de Yahshúa", de acuerdo a Efesios 4:13.

Lo que la Congregación de Yahweh cree, enseña y predica tocante al bautismo es lo siguiente:

  1. El bautismo es una institución divina.
  2. Debe realizarse por inmersión.
  3. Es el siguiente paso de la fe, arrepentimiento y la conversión para obtener la salvación que Yahweh nos ofrece en Yahshúa.
  4. Simboliza la muerte al pecado y nueva vida en obediencia a Yahweh.
  5. No se debe aplicar el bautismo a nadie que no haya sido debidamente instruido en el conocimiento de la Palabra de Yahweh.

Fundamento Escritural

El bautismo es una institución divina. Mateo 3:13 y 16

Fue practicado por Yahshúa como ejemplo. Hechos 9:18; Lucas 7:29

Fue practicado por sus discípulos. Hechos 19:5

Simboliza muerte al pecado y resurrección en Yahshúa. Romanos 6:3-5

Es aplicable sólo a creyentes adultos. Hechos 8:12

Sólo para los que han sido instruidos en la doctrina. Mateo 28:19

Representa la unión de los creyentes en un solo cuerpo. Efesios 4:3-6

Sólo hay un bautismo, el de inmersión. Mateo 3:16; Colosenses 2:12

 


Los Términos del Evangelio

El evangelio significa buenas nuevas. Saulo no se avergonzaba del evangelio porque es potencia de Yahweh para salvación a todo aquel que cree. Yahshúa mismo predicó el evangelio del reino de Yahweh. Fue anunciado por Yahshúa a los necesitados física y espiritualmente. Es necesario que el evangelio del reino, (el verdadero), sea predicado en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles y entonces vendrá el fin. Antes de su ascensión, Yahshúa ordenó a sus discípulos a ir por todo el mundo y predicar el evangelio. Los discípulos, obedeciendo a su Maestro, fueron por todas partes anunciando el evangelio. En el evangelio, la justicia de Yahweh se descubre por la fe. Yahweh juzgará lo encubierto de los hombres conforme al evangelio. No hay otro evangelio, sino el del reino, el cual algunos quieren pervertir. Si alguno anunciare otro evangelio, aunque fuere un ángel del cielo, sea anatema. Al evangelio verdadero, Saulo le llamó el evangelio de la salvación. Saulo nos invitó a que calcemos nuestros pies con el apresto del evangelio. Si el juicio comenzará por los que recibieron el evangelio, ¿en qué posición quedarán aquellos que no quisieron recibirlo?.


Fundamento Escritural

El evangelio es potencia de Yahweh para salvación a todo el que cree. Romanos 1:16

No vendrá el fin hasta que el evangelio del reino sea predicado en todo el mundo. Mateo 24:14

Yahshúa predicó el evangelio del reino de Yahweh. Marcos 1:14

Yahshúa ordenó a sus discípulos predicar el evangelio por todo el mundo. Marcos 16:15

Los discípulos obedecieron la orden del Mesías. Hechos 8:4

Los hombres serán juzgados por Yahweh, conforme al evangelio de Yahshúa. Romanos 2:16

Es necesario que perseveremos en el evangelio. 1 Cor. 15:1

Saulo advirtió que algunos intentarían pervertir el evangelio. Gálatas 1:7

Si alguno anunciare otro evangelio, sea anatema. Gálatas 1:8

El evangelio verdadero fue llamado por Saulo el evangelio de la Salvación. Efesios 1:13

Debemos estar revestidos con el apresto del evangelio. Efesios 6:15

Los que no obedecieron el evangelio de Yahweh serán juzgados. 1 Pedro 4:17

 


Los Diez Mandamientos

Los diez mandamientos son leyes de sabiduría. El autor y dador de las leyes que gobiernan el universo y rigen la vida del hombre es Yahweh el Todopoderoso. Nos enseñan cómo hacer la perfecta voluntad de Yahweh, además de mostrarnos la naturaleza de esa santidad que emana del Padre Celestial, santidad que debe estar en nosotros, ya que sin ella nadie verá a Yahweh. La obediencia a Yahweh no se encuentra en ningún otro lugar, sino en el cumplimiento de sus mandamientos. Yahshúa enfatizó sobre ese particular, cuando dijo: "si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". Debemos saber que: la ley, (los mandamientos), fue dada por Yahweh, no sólo para Israel, sino también para todo extranjero que quisiera pertenecer al pueblo del Eterno; la ley fue dada para mil generaciones, y ni una yód ni un tilde dejarán de estar en vigencia hasta que se cumplan todas las cosas según los planes del Eterno; La ley del Eterno  consiste en los diez Mandamientos, hay seiscientos trece preceptos que Israel creó para, supuestamente, embellecer los mandamientos que sirvieron de carga y tropiezo al pueblo.

Los diez Mandamientos son el código espiritual y moral de las normas que Yahweh dio a su pueblo; y la ley de Yahweh es perfecta y no necesita ninguna clase de enmiendas por parte del hombre. Los diez perpetuos mandamientos son: No tendrás dioses ajenos delante de mí; No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: no te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Yahweh tu Eterno, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y hago misericordia en millares a los que me aman y guardan mis mandamientos; No tomarás el nombre de Yahweh tu Eterno en vano; porque no dará por inocente Yahweh al que tomare su nombre en vano; Acordarte has del día del Shabbath, para santificarlo: Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo día será reposo para Yahweh tu Eterno: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas: Porque en seis días hizo Yahweh los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por tanto Yahweh bendijo el día del Shabbath y lo santificó; Honra a tu padre y a tu madre, porque tus días se alarguen en la tierra que Yahweh tu Eterno te da; No matarás; No cometerás adulterio; No hurtarás; No hablarás contra tu prójimo falso testimonio y, No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Cualquiera que hubiere guardado toda la ley y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos. Los que guardan los mandamientos, son llamados bienaventurados y su potencia será en el árbol de la vida y entran por las puertas de la ciudad santa.


Fundamento Escritural

La ley de Yahweh es perfecta, que convierte el alma. Salmo 19:7

La ley es santa, el mandamiento santo, justo y bueno. Rom. 7:12

La ley es espiritual. Rom. 7:14

Debemos esforzarnos en guardar toda la ley. Josué 23:6

Debemos guardar la ley con entusiasmo y prudencia. 1 Crón. 22:12

Debemos enseñar la ley de Yahweh a nuestros hijos. Deut. 11:19

Nada perecerá ni cambiará de la ley. Mat. 5:18

Pasará el cielo y la tierra, mas no pasará la Palabra de Yahweh. Mat. 24:35

La Palabra de Yahweh permanece para siempre. 1 Pedro 1:25

No debemos apartarnos del mandamiento de Yahweh. Job 23:12

La ley de Yahweh fue dada para mil generaciones. Deut. 7:9

Los mandamientos que Yahweh enseñó a Israel fueron dados por Él. Deut. 4:5

Yahshúa enseñó que guardar los mandamientos son esenciales para la vida eterna. Mat. 19:17

El que no pone por obra un mandamiento es hecho culpable de todos. Sant. 2:10

Los que guardan los mandamientos alcanzarán la vida eterna. Rev. 14:12; 22:14

 


El Shabbath

Hay tiempos especiales para manifestarle a Yahweh nuestro amor y tributarle la adoración que Él se merece. A través de toda la historia, humana, el shabbath es el día reservado por Yahweh por precepto divino. El shabbath significa reposo, cesación de Trabajo. Es un descanso abierto a dos perspectivas: la de adoración a Yahweh, lo que se conoce como "descanso para Yahweh", y, el descanso del trabajo personal. Yahweh mismo sirvió de ejemplo en su obra creadora al descansar en el séptimo día. Yahweh sabía que el hombre, el cual fue creado en el sexto día, necesitaba un día de reposo secular, día que debería ocuparlo totalmente en la búsqueda y acercamiento con su Creador. Por eso Yahweh decretó el séptimo día como el día de reposo. Por esa misma razón Yahshúa, el Hijo de Yahweh dijo, "El Shabbath por causa del hombre fue hecho, no el hombre por causa del Shabbath".

Es necesario saber que: El Shabbath fue dado como parte de la Ley del Eterno; El Shabbath es el cuarto mandamiento de la Ley del Eterno y, Su observación fue señalada desde el principio de la creación, y más tarde, cuando el Eterno eligió a Israel para comunicarles su voluntad, le dejó ver la importancia que representaba para ellos guardar ese día de reposo. Por lo tanto, es erróneo decir que el Shabbath es para los judíos. El Shabbath fue establecido por Yahweh como día de reposo, desde el mismo edén.

El día de Shabbath es una señal entre Yahweh y su pueblo. Identifica al Eterno como el único Creador del Universo. Su pueblo está llamado a mantener vivo el recuerdo de la creación a través de la observancia de ese día. De esta manera demostramos la santidad a las cosas de Yahweh, viviendo apartados de las costumbres paganas de las gentes que observan distintos días de reposo en honor a sus falsas deidades y no le dan el reconocimiento a Yahweh como el único y absoluto Creador del Universo.

Al hombre se le dan seis días para que haga sus tareas, pero se le ordena reposar de ellas en el día séptimo, para que se dedique a honrar y adorar el nombre de su Creador el cual es bendito por todos los siglos de los siglos. El Profeta Isaías nos dice por la palabra del Eterno cómo es que hay que observar ese día: "Cuando te abstengas de pisotear el Sábado y de ocuparte en tus negocios en mi día santo y llames al Sábado delicioso y venerable al día santo de Yahweh y le honres, no haciendo tus viajes, ni arreglando tu negocio, ni hablando de él, entonces te deleitarás en Yahweh..." Isaías 58:13-14. Añadió, además, Isaías, "Bienaventurado el varón que esto hiciere, y el hijo del hombre que a ello se asiere, y que guarde el Shabbath sin profanarlo, y guarde sus manos de toda obra mala" (Isaías 56:2). El día de reposo debe ser observado como dicen las Escrituras; esto es, de puesta a puesta de sol. Al ponerse el sol del día sexto (viernes), hasta la puesta del sol del día séptimo (sábado) será tiempo de reposo (Levítico 23:32 y Nehemías 13:19). Los días conforme a las Escrituras comienzan con la puesta del sol y concluyen con la puesta del sol.

Todo creyente en Yahweh y seguidor de Yahshúa, debe seguir el ejemplo dado por el Maestro: "Vino a Nazareth donde se había criado, y según su costumbre, entró el día de Shabbath a la Sinagoga y se levantó para hacer lectura" (Lucas 4:16). Después de la muerte de Yahshúa, sus discípulos siguieron guardando el Shabbath. Uno de los pasajes que confirma tal hecho es Lucas 23:56, que dice: "Y vueltas, aparejaron drogas aromáticas y ungüentos; reposaron el Shabbath, conforme al mandamiento". Este fue el día que continuaron observando los apóstoles, según Hechos 13:14; Hechos 13:42-44, Hechos 15:21 y Hechos 16:13. Estas citas confirman con claridad que Saulo y los demás discípulos de Yahshúa, siguieron guardando el Shabbath, aún después de la ascensión del Mesías a los cielos. Ellos nos dejaron ese ejemplo, para que nosotros sigamos sus pisadas conforme a Filipenses 3:17, que dice: "Sed hermanos, imitadores míos y atended a los que andan según el modelo que en nosotros tenéis".


Fundamento Escritural

El Shabbath es el día de reposo desde el principio. Gén. 2:1-3

Israel guardaba el Shabbath antes de llegar al Sinaí. Exodo 16:22-26

Se guarda el Shabbath conmemorando la creación. Exodo 20:8-11

Es una señal entre Yahweh y su pueblo. Exodo 31:12-17

Se guarda el Shabbath de puesta a puesta de sol. Lev. 23:32

Israel lo observó de puesta a puesta de sol. Neh. 13:19

Se estableció la forma de cómo reposarlo y guardarlo. Isa. 58:13-14

Los que quieran ser parte del pueblo de Yahweh deben guardarlo. Isa. 56:1-7

Los apóstoles lo guardaron después de la muerte de Yahshúa. Luc. 23:56

El Mesías guardó el Shabbath durante su ministerio terrenal. Luc. 4:16

Yahshúa enseñaba en el día de Shabbath. Marcos 6:2

Por guardar lícitamente el Shabbath los judíos mataron a Yahshúa. Juan 5:16, 18

Debemos reunirnos ese día para adorar a Yahweh. Hech. 13:14-15

Saulo guardaba el Shabbath. Hech. 18:4

Será el día que se observará en la era milenial. Isaías 66:23


 

La Pascua

Con este acto, llamado como "la Cena de Yahshúa" por los discípulos, se conmemora la muerte de nuestro Salvador. En realidad, el Maestro se reunió con sus discípulos en la noche de la luna llena del 14 de Abib. Siendo que la Pascua conmemora la liberación de los israelitas de Egipto, así el acto de la Cena de Yahshúa conmemora su muerte como "el cordero de Yahweh que quita el pecado del mundo". El verdadero significado de la Pascua es que nuestra Pascua es Yahshúa quien fue sacrificado por nosotros. Yahshúa es el cordero pascual ofrecido por nosotros. Así lo anunció proféticamente Juan el Bautista cuando dijo, "He aquí el Cordero de Yahweh que quita el pecado del mundo".

La celebración de este acto, también llamado Santa Cena, es una ordenanza dada a la Congregación como un memorial de la muerte expiatoria de Yahshúa. Este acto debe observarse según lo enseñan los Sagrados Escritos; esto es, una sola vez al año, según el calendario hebreo, el 14 del mes de Abib. En la celebración de este acto, sólo está llamado a usarse los dos emblemas establecidos por Yahshúa: pan sin levadura y el fruto de la vid, como símbolos de su cuerpo herido y su sangre derramada por nosotros. En este acto tan solemne, solamente deben participar los miembros en comunión de la congregación.

La celebración de la Santa Cena, fue instituida la noche del día en que el Mesías fue enclavado en el madero. Estando Él con sus discípulos participando de la Cena del Cordero Pascual, instituye como memoria de su muerte, lo que más tarde el apóstol Saulo llamaría "la Cena de Yahshúa". Yahshúa tomó pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo, "tomad, comed, este es mi cuerpo que por vosotros es partido". Tomó también un cáliz y dando gracias, se lo dio a sus discípulos, diciendo, "Bebed de él todos, esta es mi sangre que por vosotros será derramada". Yahshúa indicó que al hacer uso de esos emblemas se haría en memoria de Él. Él no bebería más del fruto de la vid hasta el día en que lo beba en el reino de su Padre.

La noche en que Yahshúa instituyó este acto, era la noche en que el pueblo de Israel celebraba la convocación de la Pascua. La celebración de la convocación de la Pascua fue una ordenanza divina dada a los hijos de Israel, para que en ella conmemorasen su salida de la esclavitud egipcia. Esta convocación  tenían que celebrarla la noche del 14 de Abib o Nisán. Siendo el 14 de Abib el momento en que el Maestro instituyó el acto se la Santa Cena como un memorial perpetuo para la congregación, hoy, como un acatamiento a su mandato, celebramos este acto en la misma fecha y hora en que el Mesías la celebró. Las veces que comamos del pan y bebamos de la copa (nótese que en todos los evangelios  se indica que es fruto de la vid no vino), estaremos anunciándole al mundo la muerte de nuestro Mesías hasta que Él vuelva.

Entendemos que había una ley que decía que ningún extranjero podía comer de la Pascua, por ello, ninguna persona que no sea miembro en comunión de la congregación, es decir, que no haya sido bautizado, puede participar de esta celebración cuando el pueblo de Yahshúa se congrega para conmemorar su muerte al participar de esos emblemas sacrosantos. Como ya se indicó, estos emblemas representan para todo miembro en comunión el cuerpo herido y la sangre derramada de aquél que a través de su muerte expiatoria nos limpió de todo pecado. La persona que participe indignamente de estos emblemas será reo del cuerpo y de la sangre de Yahshúa. Por ello, cada cual debe examinarse a sí mismo, antes de participar de este solemne acto.


Fundamento Escritural

Los apóstoles llamaron a la Santa Cena, la Cena de Yahshúa. 1 Cor. 11:20

En ese acto se conmemora la muerte de nuestro Salvador. 1 Cor. 11:23

El Maestro se reunió con sus discípulos la noche del 14 de Abib. Lucas 22:7

En la Pascua se conmemora la liberación de Israel del yugo egipcio. Ex. 12:11-14

Nuestra Pascua es Yashúa que fue sacrificado por nosotros. 1 Cor. 5:7

Yahshúa es el Cordero ofrecido una vez por los pecados del mundo. Juan 1:29

En este acto se usa sólo el pan sin levadura y el fruto de la vid. Mat. 26:26-29

Cuando anualmente participamos de este acto lo hacemos en memoria de Yahshúa. Lucas 22:19

Yahshúa no beberá más del fruto de la vid hasta que venga en el Reino de su Padre. Mat. 26:26-29

La celebración de la Pascua tiene su tiempo (fecha) señalado. Lev. 23:5

Esta conmemoración hay que celebrarla por todas las generaciones. Ex. 12:14

Ningún extranjero puede participar de la Cena, así como ninguno que no sea miembro en comunión de la congregación lo podrá hacer. Ex. 12:43

El que participa indignamente de este acto es reo del cuerpo y de la sangre de Yahshúa. 1 Cor. 11:27-29

 


El lavatorio de los pies

En el capítulo trece del evangelio según Juan, se registra la lección de humildad y de presteza de servicio que Yahshúa dio a sus discípulos. Yahshúa se levantó del lugar que ocupaba junto a la mesa, quitó su ropa, y tomando una toalla, ciñóse. Luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a limpiarlos con la toalla que estaba ceñido. Con esa acción, el Mesías estaba dando un significado espiritual; es decir, de la necesaria limpieza que requiere de cada uno, camino a la santidad. Los Yahwistas deben entender que, el lavado de pies es una ordenanza dada por Yahshúa como ejemplo de humildad y de presteza para servir a otros y que esta ordenanza no debe tomarse como algo trivial o insignificante. Lo debemos considerar como algo tan sublime como la Santa Cena de Yahshúa. Son muchos los que gustan del pan y del fruto de la vid, mas no de la toalla y el lebrillo, ya que esto último significa humillación y servicio. Tan pronto Yahshúa lavó los pies a sus discípulos, dijo, "Si yo, pues, he lavado los pies, siendo vuestro soberano y Maestro, también habéis de lavaros los pies unos a otros. Porque yo os he dado ejemplo, para que hagáis también como yo he hecho. Si esto aprendéis, seréis dichosos si lo practicáis". Yahshúa instituyó este acto para que entre sus discípulos nadie se sintiera mayor o mejor que otro. Él predicó la humildad como algo en que deben estar ocupados sus seguidores. Él espera que estemos al servicio de los demás y no esperar que ellos estén a nuestro servicio.

El lavatorio de los pies debe practicarse con la observancia de la Cena de Yahshúa, aprovechando el momento de comunión especial que el pueblo de Yahweh vive al recordar la muerte del Mesías.

Cuando el Mesías participó en la compañía de sus discípulos de la Cena Pascual, horas antes de ser entregado, instituye también la práctica del lavatorio de los pies. El que formó parte en la creación del hombre, descendió a lavar los pies de aquellos que se habían apartado de la senda que desde el principio les había trazado.

Simón Pedro estaba renuente a dejarse lavar los pies por su Maestro. Yahshúa le indicó, "no me lavarás los pies jamás". Yahshúa le contestó, "si no te lavare, no tendrás parte conmigo" (Juan 13:6-8). La advertencia que Yahshúa le hizo a Pedro, es la misma que debe entenderse entre nosotros como una de cuidado con lo que hacemos o dejamos de hacer. El lavado de pies es el orden que surge por parte de Yahshúa con relación a la humildad ante nuestro prójimo. El que no participa de este acto, no tendría parte con Yahshúa en el reino de los cielos. El lavado de los pies no es un acto retórico, sino de un significado profundo. Yahshúa dejó claro que esto debe practicarse por sus seguidores. Humillarse delante del prójimo y lavarle los pies no es fácil cuando no se posee el Espíritu de nuestro Salvador.


Fundamento Escritural

El lavamiento de pies es un acto antiguo y lo realizaban los siervos. Gen. 24:32

El lavamiento de pies tiene vigencia en la actualidad. Juan 13:18

Yahshúa lavó los pies a sus discípulos luego de la cena. Juan13:4

El que no participe de este acto no tiene parte con Yahshúa. Juan 13:8

Yahshúa dio ejemplo lavando los pies a los discípulos. Juan 13:13-15

Son bienaventurados los que entienden y hacen este acto. Juan 13:17

Los que se humillan, para Yahshúa lo hacen y serán ensalzados. Sant. 4:10

El que dice que está en Yahshúa debe hacer lo que Él hizo. 1 Juan 2:6

 


La Organización de la Congregación

Encontramos en las Sagradas Escrituras que la Congregación de Yahweh es una ciudad amurallada e infranqueable. Los que componen la Congregación de Yahweh deben saber que es un cuerpo debidamente organizado. Esa organización está confirmada escrituralmente, es útil y necesaria para su perfecto funcionamiento. Su organización debe ser tal que se adapte a las necesidades que ésta afronte en los diferentes lugares donde llegue a establecerse.

El Eterno hace todo con orden y perfección, por lo tanto, le ha indicado a sus fieles adoradores que todo lo que hagan sea basado en la regla que dice, "empero hágase todo decentemente y en orden". Se nos ordena ser perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos.

La Congregación de Yahweh está comparada al cuerpo humano, según nos enseña Saulo a través de sus escritos apostólicos: "porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo siendo muchos son un cuerpo único, así también el Mesías: Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para constituir un solo cuerpo. Pues vosotros sois el cuerpo del Mesías y sus miembros parciales" (1 Corintios 12:12-13). "Solícitos  de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Sólo hay un cuerpo y un Espíritu, como también habéis sido llamados con una misma esperanza, la de vuestra vocación" (Efesios 4:3-4). "Por quien todo el cuerpo, trabado y unido por todos los ligamentos que lo unen y nutren según la operación de cada miembro, va creciendo mesuradamente, su crecimiento en orden a su conformación en la caridad" (Efesios 4:16).

Así como el cuerpo humano está perfectamente organizado, así también la congregación de fieles que representa el cuerpo del Mesías debe estar bien organizada. "Pues de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y todos los miembros no tienen una misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en el Mesías, pero cada miembro está al servicio de los miembros. Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie, porque no soy mano, no soy del cuerpo; no por eso deja de ser del cuerpo. Y si dijere la oreja: porque no soy ojo, no soy del cuerpo; no por eso deja de ser del cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojos, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Pero Yahweh ha dispuesto los miembros del cuerpo, cada uno de ellos como ha querido. Si todos fueran un miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, pero uno sólo es el cuerpo" (1 Corintios 12:14-20 y Romanos 12:4-5).

El ejemplo de la organización del cuerpo humano es la base para la organización escritural de la Congregación. Por eso Yahweh estableció en la congregación, primero los apóstoles, luego predicadores, luego doctores, luego el poder de los milagros, las virtudes, después las gracias de curación, de asistencia, de gobierno y los géneros de lenguas. Véase 1 Corintios 12:27-28. La tarea pastoral de la congregación no se debe limitar a la organización, sino que ha de ocuparse también de la edificación progresiva de los miembros. Deben apacentar el rebaño de Yahweh, gobernando no con fuerza, sino espontáneamente, no con sórdido lucro, sino con prontitud de ánimo, no como dominadores de la heredad, sino sirviendo de ejemplo al rebaño.

Nuestro amado Salvador Yahshúa, encargado por Yahweh para edificar su congregación, quedó Él mismo como la piedra del ángulo. Esta piedra fue rechazada por los edificadores, pero Yahweh la convirtió en la principal piedra de ángulo. Nadie puede poner otro fundamento sino el que está puesto que es Yahshúa Mesías (1 Corintios 3:11). De entre sus discípulos, el Mesías nombró doce apóstoles para que le acompañaran y para enviarlos a predicar. Después de esto, envió Yahshúa a otros setenta, de dos en dos, delante de sí, a toda ciudad o lugar donde Él habría de acudir. Los doce apóstoles y los setenta discípulos que Yahshúa nombró luego, fueron los oficiales que durante el ministerio de Yahshúa sobre la tierra tuvieron a cargo la administración del Mesías. Con todo, el Mesías sabía que esos pocos hombres eran insuficientes para su obra. Por eso dijo: "la mies es mucha y los obreros pocos, rogad al dueño que mande obrero a su mies" (Lucas 10:2).

Cuando la congregación creció, crecieron con ella las necesidades de una mejor administración. Fue necesario que los apóstoles establecieran una orden de diáconos que tuvieran a cargo la responsabilidad de administrar las necesidades de los pobres y las viudas (Hechos 6:1-6). Nuestro sistema de organización como Congregación de Yahweh debe ser tal que se adapte a la época en la cual vivimos. Debe cubrir los siguientes aspectos: Proclamar el evangelio del reino, sus reglas y doctrinas tienen que establecerse sobre el sólido fundamento de la Palabra de Yahweh y los miembros en comunión de la familia real de Yahweh deben disfrutar de amplia confraternidad y paz. Todo esto es necesario llevar a cabo, para poder ser considerados como siervos genuinos de Yahweh, siguiendo siempre el ejemplo eficaz de aquél que es nuestra cabeza, Yahshúa nuestro Mesías.


Fundamento Escritural

Yahweh entregó a su Hijo por amor a la congregación. Efesios 5:25

La congregación tiene que proyectar luz, hermosura y orden. Cantares 6:10

Debe alcanzar la perfección en Yahweh. 1 Cor. 14:40

Es comparada con el cuerpo humano. 1 Cor. 12:12-13

Debe mantener la unidad del Espíritu y la paz. Efesios 4:3-4

Debe reflejar crecimiento en todos los órdenes. Efesios 4:16

Los miembros son muchos, pero es un solo cuerpo. 1 Cor. 12:14-20

Yahweh estableció el orden de los oficiales. 1 Cor. 12:27-28

La congregación es para la perfección consumada de los santos. Efesios 4:12

Debe ser apacentada no por fuerza ni por lucro. 1 Pedro 5:2-3

Yahshúa es la piedra principal en la organización de la congregación. Efesios 2:20

El fundamento que puso Yahshúa es definitivo y suficiente. 1 Cor. 3:11

Los apóstoles fueron los primeros oficiales. Lucas 6:13

Después nombró 70 discípulos y los envió delante de sí. Lucas 10:1

Luego fueron nombrados diáconos para la administración. Hechos 6:1-6

 


El nombre de la congregación

Yahweh ha declarado que su pueblo lleve su Nombre sobre sí y que sea llamado con su Nombre. El nombre escritural para el pueblo del Eterno es:  Congregación de Yahweh. Por eso, nuestro Salvador Yahshúa, al elevar ante el Padre Celestial una de sus últimas plegarias sobre la tierra dijo: "He manifestado tu Nombre a los hombres que de este mundo me has dado. Tuyos eran y tú me los diste y guardaron tu Palabra. Y yo les di a conocer tu Nombre y se lo haré conocer para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos" (Juan 17:6, 26).

Saulo añadió sobre este particular, "Por eso yo doblo mis rodillas ante el Padre de quien toma su Nombre toda familia en los cielos y en la tierra." (Efesios 3:14-15). Es así como entendemos que el pueblo del Eterno está llamado a llevar sobre sí el Nombre único y glorioso del Padre Celestial: Congregación de Yahweh.

"Nombre" es la palabra o categoría gramatical con que se designan o se dan a conocer las personas o las cosas. El cuerpo de creyentes es la "congregación" de los fieles de una religión basada enteramente en los Sagrados Escritos, en donde encontramos perfectamente definido el nombre que deben llevar dichos adoradores. El pueblo del Altísimo está llamado a identificarse y a congregarse en el nombre de Yahweh. No hay otro nombre más apropiado que éste. Esto está bien claro, según lo expresado por el Mesías cuando dijo, "Porque donde estén dos o tres congregados en mi Nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

Sabemos que el Mesías lleva el nombre de su Padre. Si nosotros somos su cuerpo, estamos llamados a identificarnos con el nombre del dueño de ese cuerpo, que es Yahshúa Mesías.

¿Por qué nos identificamos como congregación y no como iglesia? El significado histórico de cómo se ha llamado el pueblo que adora a Yahweh es "Congregación", palabra que viene del hebreo "Quehal-Yahweh", lo que equivale a "Congregación de Yahweh"; es decir, el grupo de personas reunidas para un propósito o actividad espiritual. La palabra hebrea "quehal", significa "congregar juntos". Desde la salida de Israel de Egipto, las Escrituras se han referido a la nación de Israel como una Congregación. (Éxodo 12:3, 6, 19, 47). La crónica que narra la vida primitiva de los adoradores de Yahweh (Efesios 3:14-15), destaca que éstos se llamaban la "Congregación de Yahweh" (Hechos 13:43; 15:30; 1 Cor. 14:34 y Heb.2:12). Es cierto que en las Escrituras Mesiánicas no aparece el nombre de Yahweh en ningún pasaje, aunque se cite palabra por palabra del texto original en hebreo. No obstante, estos cambios o alteraciones en su expresión concreta están matizados por la superstición hebrea de no pronunciar el nombre del Padre.

Es necesario subrayar que la profecía del Salmo 22:22 (anunciaré tu nombre a mis hermanos) tenía que cumplirse en la vida del Mesías y que de ahí en adelante, los Yahwistas mesiánicos seguirían llamándose la "Congregación de Yahweh". Con la traducción de las escrituras hebreas o arameo a la lengua griega, la palabra griega que se vierte por "Gahal-Yahweh", o sea Congregación de Yahweh, es "ekklesia", de la que se deriva la palabra "iglesia". Esta palabra "ekklesia" viene de dos raíces griegas: "ek", que significa "fuera" y "ka-léin", que significa "llamar", lo que equivale a "llamar fuera". Fueron los traductores en la versión de los Setenta los que tradujeron la palabra hebrea "gahal" (congregación), y la sustituyeron por la palabra griega "ekklesia". Salvo en casos excepcionales, la "cristiandad" no ha hecho ajustes respecto a cómo verdaderamente debe llamarse el pueblo de Yahweh. Los errores de la "cristiandad" en cuanto a no saber cómo llamar correctamente al grupo de redimidos por Yahweh, no son todos de origen humano; sino que también opera un poder engañador que no quiere que el nombre del Padre Celestial sea conocido en el mundo. El mal uso o traducción del nombre correcto del Padre Celestial (Yahweh por Jehová), y sus títulos (Señor, Dios), han sido vendidos o cambiados por el verdadero (Congregación de Yahweh), así como han introducido doctrinas de hombres, como por ejemplo, el domingo como día de reposo, cuando sabemos que el día señalado desde Génesis como día de reposo es el Sábado.


Fundamento Escritural

Los profetas nos advirtieron sobre los cambios no inspirados que se intentarían introducir en las Sagradas Escrituras. Jeremías 8:8

El pueblo de Yahweh debe ser llamado por el nombre del Eterno. Deut. 28: 9-10

El pueblo del Eterno está llamado a llevar ese nombre único. Efesios 3:14-15

El Mesías mismo llevaba el nombre de su Padre. Juan 17: 6, 26

Las Escrituras se refieren a Israel como congregación. Ex. 12:3,6,19,47

La congregación primitiva era llamada Congregación de Yahweh. Hechos 13:43 y 15:30

El libro de las memorias fue escrito para los que temen a Yahweh y piensan en su divino nombre.   Malaquias 3:16, Juan 14:23 y 20:31

 


Las finanzas de la congregación

El diezmo es una institución divina para el sostenimiento de los Ministros del Eterno. Todo miembro de la congregación está en la obligación de cumplir con esta ordenanza, la cual tiene como promesa la garantía de la bendición para su pueblo. El diezmo es el vehículo que ayuda a fomentar la obra del Eterno aquí en la tierra.

Abraham es el ejemplo de lo que debe hacer el hombre cuando recibe algo como una bendición: "dar el diezmo de todo" (Gen 14:18-20). Abraham fue el que reconoció el sacerdocio de Melquisedec y ante él llevó sus diezmos. Nosotros como miembros de la misma congregación a la que perteneció Abraham, reconocemos que así como Abraham pagó sus diezmos, debemos pagarlos a fin de cumplir con lo establecido por el mismo Yahweh: "y todas las décimas... de Yahweh son; es cosa consagrada a Yahweh" (Levíticos 27:30-32).

Jacob hizo un voto a Yahweh, "de todo lo que me dieres, el diezmo lo he de apartar para tí". (Gen. 28:22). El voto surgió con el propósito de dar a Yahweh un agradecimiento por los beneficios que de él recibía. Un somero estudio de la vida de Jacob, después de haber hecho este juramento, nos comprobará que quien salió beneficiado, fue quien daba.

El Eterno escogió de entre las doce tribus de Israel la tribu de Leví como la tribu sacerdotal y le asignó como su sostenimiento la décima parte, (el diezmo), de todas las once tribus restantes. Dijo Yahweh, "por ley perpetua entre vuestros descendientes, (Leví) no tendrán heredad en medio de los hijos de Israel, pues yo le doy por heredad las décimas que los hijos de Israel han de entregar a Yahweh" (Números 18: 2, 20, 21, 24). Añadió el Eterno, "Toda décima de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Yahweh. Es cosa consagrada a Yahweh. Las décimas del ganado mayor o menor, de todo cuanto pasa bajo el cayado, son de Yahweh" (Lev. 27:30,32). Como puede verse en estas porciones escriturales, el diezmo es una institución divina para el uso de aquellos que ministran y sirven en el altar del Eterno.

Cuando el pueblo de Israel dejó de cumplir con el mandato de Yahweh respecto al diezmo, el Eterno se quejó de su pueblo, diciendo: "¿Puede el hombre robar a Yahweh? Pues vosotros me estáis robando, y decís: ¿En que te robamos? En los diezmos y en las primicias; malditos seréis en maldición, porque me estáis robando, la nación toda. Traed íntegramente los diezmos al alfolí para que haya alimento en mi casa"     (Mal. 3:8-10 p. p.). Todo integrante del pueblo de Yahweh está obligado a cumplir con ese mandato del Todopoderoso. Nosotros, como el israelita espiritual y descendientes de Abraham, debemos ser obedientes a este mandado de Yahweh.

Los que cumplen con dar sus diezmos de todo lo que reciben (Deuteronomio 14:27-29), tienen la promesa de Yahweh: "abriré las ventanas del cielo y no derramaré sobre vosotros la bendición sin medida. E impediré que la langosta os alija, devorando los frutos de la tierra y las viñas de los campos no serán estériles dice Yahweh de los ejércitos. Todas las gentes os llamarán dichosos, porque seréis una tierra de delicias, dice Yahweh de los ejércitos (Malaquías 3:10 v.p-12).

Si no hubiera un sistema de diezmo establecido por la Palabra del Eterno, ¿cómo podría crecer la obra del Eterno? Por eso es lícito que los que predican el evangelio vivan del evangelio.  Para poder llevar adelante el avance de esa gloriosa obra, deben estar libres de todo trabajo secular, dedicándose por completo al ministerio de evangelización. Sin un sistema fijo de entradas de diezmos y ofrendas, nadie se aventuraría a dedicarse al completo ministerio, ya que sin dinero (lamentablemente) nada se mueve aquí en la tierra.  ¿Qué pasaría con la familia del Ministro, si no lo sostenemos económicamente?

Desde tiempos remotos, los hombres han presentado ofrendas a Yahweh. Las primeras ofrendas de las que tenemos conocimiento fueron presentadas por Caín y Abel. Algo importante sobre las ofrendas es que Yahweh no mira la cantidad que se da, sino el espíritu con que se da. En realidad son muchas las ofrendas de las cuales nos habla la Sagrada Escritura. El propósito de estas ofrendas era conseguir el favor o la aprobación de Yahweh en determinado asunto. Hay muchas formas de ofrendar, pero lo más importante que debe saber un ofrendante es: que las ofrendas, aunque voluntarias, son una institución divina para el mantenimiento de todas las personas relacionadas con la obra del Eterno; que toda ofrenda dada para la obra de Yahweh tiene una garantía de promesas de bendición de parte de Yahweh y, que Yahweh siempre ama al dador alegre (2 Corintios 9:7).

Cuando el Eterno le ordenó a Moisés la construcción del Tabernáculo, le pidió a su pueblo que contribuyera con ofrendas voluntarias (Exodo 35:4-9). Todos estaban llamados a ofrendar conforme a lo que tuviesen y pudiesen. En las tres grandes fiestas, se le exigía a cada varón que no se presentara con las manos vacías, sino que llevara sus ofrendas al Santuario, según las bendiciones que había recibido. El sistema de ofrendas voluntarias establecido por el Eterno, es para cubrir los gastos adicionales que se incurren en eI mantenimiento y servicio que se lleva a cabo en el templo.

Toda ofrenda dada para la obra del Eterno tiene garantía de bendición de parte de Yahweh. Así se deja ver en las palabras que el Apóstol Saulo le dirigió a la Congregación de los Corintios. "Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha, el que siembre en abundancia, en abundancia cosechará, cada uno haga según se ha propuesto en el corazón; no de mala gana, ni obligado, que Yahweh ama al que da con alegría. Y poderoso es Él para acrecentar en vosotros todo género de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundéis en toda buena obra, según está escrito: Con largueza repartió, dio a los pobres y su justicia permanece para siempre" (2 Corintios 9:6-9).


Fundamento Escritural

El propósito de los diezmos es para que haya alimento en el templo. Mal. 3:10

El diezmo de todo es asunto consagrado para Yahweh. Lev. 27:30-32

Jacob se benefició al diezmar de todo lo que tenía a Yahweh. Gen. 28:22

Yahweh habrá de bendecir a los que cumplen con el diezmo. Mal. 3:10-12

El diezmo habrá de sostener a los que sirven al altar. Gal. 6:6

El plan financiero establecido por Yahweh es obligatorio. Lev. 27:30-34

Abraham dio sus diezmos al Sacerdote Melquisedec. Heb 7:1-2p.p, Gen 14:18-20

Yahweh le especificó a Israel dónde tendría que llevar los diezmos. Deut. 12:5-6

Cuando el creyente diezma, a Yahweh honra. Prov. 3:9-10

No diezmar o hacerlo parcialmente es hurtar a Yahweh. Mal. 3:9-10

Las ofrendas se dan, según la bendición que se ha recibido. Deut. 16:17

Se le pidió ofrenda a Israel para la construcción del tabernáculo. Exo. 35:4-10

En las fiestas los israelitas no podían acudir con las manos vacías. Deut.16:16-17

No debe pregonarse la ofrenda que se da para Yahweh. Mateo 6:3

No se debe ofrendar con tristeza, sino con alegría. 2 Cor. 9:7

 


La ley de lo limpio e impuro (Regla Alimenticia)

Los seres humanos suelen achacar sus dolencias y enfermedades al destino o a la mala suerte, como si nuestro estado de salud dependiera únicamente de factores externos que no podemos controlar. Cada persona puede, en gran medida, controlar su estado de salud por su forma de vivir. Vivir una vida más saludable depende en gran medida de nuestra voluntad. La alimentación es un factor clave para poder gozar de una vida saludable.

El que conoce nuestro organismo, porque lo creó, ha dado una ley sobre los animales que sirven para alimento y los animales que no se pueden comer por ser impuros. El pueblo del Eterno está en la obligación de hacer separación entre lo puro y lo impuro, y consumir sólo aquellos animales autorizados por las Sagradas Escrituras. Todo animal no autorizado por la Palabra del Eterno para uso comestible será declarado impuro y, por lo tanto, será rechazado como parte de las reglas dietéticas del pueblo. Lo que comemos puede afectar nuestra salud. Si comemos aquellos alimentos que Yahweh declaró inmundos, tarde o temprano pagaremos el precio con nuestra salud. Una dieta escritural es vital para una vida saludable.

El Todopoderoso estando pendiente de las necesidades físicas de las criaturas que Él había hecho, conforme a su imagen y semejanza, le proveyó su alimento de todo árbol bueno que da fruto para comer y de todo vegetal y hierba que da simiente. Gen. 1:29 determina que Yahweh estableció al hombre un régimen alimenticio vegetariano. Noé ya tenía conocimiento de que habían animales limpios y animales inmundos, y no es hasta después del diluvio que el hombre vino a comer carne por primera vez (Gen. 7:2 y, 9:3).

Más tarde, cuando el Eterno escogió a la nación de Israel para que ésta fuera su especial tesoro sobre la tierra, le entregó juntamente con otras leyes, la ley de los animales que se podía comer y los que no se podían comer, en detalle. Esta ley se encuentra en los capítulos 11 de Levítico y 14 de Deuteronomio. En Deuteronomio 14:3 se enfatiza que nuestros cuerpos, los cuales son templo del Espíritu Santo, no deben ser contaminados con ningún alimento que Yahweh declaró como inmundo o abominable.

Yahweh mismo identificó los animales que pueden ser utilizados para comer (Levítico 11:3). De los peces que viven en las aguas se comerán los que tienen escamas y aletas (Lev. 11.9 y Deut. 14:9). Las aves prohibidas para comer poseen garras y picos corvos. Todas aquellas aves que tienen buche, se consideran limpias. Yahweh también identificó los reptiles o insectos que pueden ser utilizados en nuestra dieta. Todo insecto alado que anda sobre cuatro pies, que tuviere patas, además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra, éstos pueden comerse (Lev. 11:21-22).

La prohibición de comer ciertos animales citados aquí en la ley de Yahweh tiene doble propósito: higiene y pureza moral de los individuos. De ahí que los Sagrados Escritos nos digan lo siguiente: "Haréis distinción entre los animales puros e impuros; y no haréis vuestras almas abominables por causa de los animales o de aves o de todo lo que sale de la tierra de lo que se arrastra, cosa que separé de vosotros como impuras. Seréis para mí santos, porque yo, Yahweh, soy santo y os he separado de los pueblos para que seáis míos"   (Lev. 20:25-26).

De nuestra elección racional depende nuestra salud. Si no comemos sanamente, podemos estar seguros de que no viviremos sanamente. De entre los cuadrúpedos, no se pueden comer los que no reúnan las dos características exigidas por Yahweh: rumiar y pezuña hendida. Aunque tengan una sola característica, como por ejemplo el camello, que aunque rumia no tiene la pezuña hendida. El caballo y el burro no tienen pezuñas hendidas. El conejo y la liebre rumian, mas no tienen pezuñas, sino que tienen garras. El puerco tiene la pezuña hendida pero no rumia.

Toda cosa mortecina, (animal muerto en forma natural o por enfermedad), o animal que haya sido arrancado de las garras de las fieras o que haya sido muerto o estropeado por algún vehículo, no se comerá, pues es impuro por la Palabra de Yahweh. (Lev. 17:15 y Deut. 14:21).

Todo fiel adorador de Yahweh debe conocer estas leyes y practicarlas. Es así como puede pertenecer a ese pueblo escogido, santo y singular, a ese pueblo que se distingue de los demás pueblos de la tierra por medio de la obediencia y sumisión a las leyes del Eterno.


Fundamento escritural

Todo lo que hagamos, incluyendo comer, debemos hacerlo para agradar a Yahweh. 1 Cor. 10:31

Desde el principio Yahweh señaló el alimento del hombre. Gen. 1.29

Después del diluvio se le permitió al hombre consumir animales puros. Gen. 9:1,3,4

Al pueblo de Israel se le ordenó apartarse de toda contaminación. Lev. 20:25

El que coma manjares impuros perecerá. Isa. 66:17

Yahweh reprendió a los Sacerdotes por no hacer diferencia entre lo limpio y lo impuro. Ezeq. 22:26

La visión de Pedro no tiene que ver nada con las reglas dietéticas. Hech. 10:10-15, 28

La Palabra manda al creyente a apartarse de toda inmundicia de carne y espíritu. 2 Cor. 6:17; 7:1

En la nueva Jerusalén no entrará ninguna cosa impura. Rev. 21:27

Hay un mandato espiritual que regula nuestra conducta al comer. Prov. 23:1-3

Nadie puede hacer de lo inmundo algo limpio. Job 14:4

 


Hábitos impuros y corrompidos

Yahweh no nos ha llamado a inmundicia, sino a santificación (1 Tes. 4:7). Debemos reflejar una vida santa y espiritual en el mundo en que vivimos. Debemos experimentar la necesidad de apartamos de todos los hábitos impuros y corrompidos que no agradan a Yahweh. El hombre de Yahweh debe abstenerse de todo hábito que sea dañino y contamine su cuerpo. Ninguna práctica o uso de cosa que altere la honestidad, la vergüenza o la modestia, se deberá encontrar en el creyente que es miembro del cuerpo de Yahshúa.

La razón principal para que un creyente se abstenga de todo hábito impuro y corrompido es porque Yahweh le ha escogido para que su cuerpo sea templo o morada de su Espíritu Santo. Por ello Saulo expresó: "¿No sabéis que sois templo de Yahweh y que el Espíritu de Yahweh mora en vosotros?" (1 Cor. 3:16). Por esa razón, Yahweh pide que nuestro cuerpo sea conservado limpio y santo. La Palabra nos dice que "si alguno violare el templo de Yahweh, Él destruirá al tal, porque el templo de Yahweh, el cual sois vosotros, santo es" (1 Cor. 3:17). El deber de todo creyente es vivir dentro del marco de la voluntad divina, para que pueda practicar esa santidad la cual Hebreos 12:14 enfatiza, sin ella "nadie verá el rostro de Yahweh".

El Apóstol Saulo, al darnos una lista de las obras de la carne, declara enfáticamente que los que practican tales cosas no entrarán al reino de Yahweh. "Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, soberbia, altivez de rostro, avaricia, vanagloria, detractores, calumnias, hipocresía, orgullo, vanidad y cosas semejantes a estas, de las cuales os prevengo como antes lo he dicho, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Yahweh  (Gálatas 5:19-21).

Todo el que ha aceptado a Yahshúa como su único y suficiente salvador personal, tiene que vivir una vida nueva. Siendo los hijos de Yahweh templo para su Espíritu Santo, éstos tienen la obligación de cuidar su cuerpo, conservándolo en santidad y pureza, libre de toda concupiscencia, impureza y cosa degradante que pueda empañar su vida o contaminar su cuerpo. Deben, por lo tanto, evitar el uso de enervantes, alucinógenos o estimulantes. Ninguna práctica o uso de cosas que altere la honestidad, la vergüenza o la modestia, se deberá encontrar en los creyentes. Saulo nos exhorta a que "renunciemos a la impiedad y a los deseos mundanos y vivamos este siglo templada, justa y píamente" (Tito 2.12).


Fundamento Escritural

Yahweh nos ha llamado a santificación. 1 Tes. 4:7

Somos templo del Espíritu de Yahweh. 1 Cor. 3:16

No debemos violar el templo del Espíritu Santo. 1 Cor. 3:17

Sin santidad nadie verá a Yahweh. Hebr. 12:14

Nuestros cuerpos son para glorificar a Yahweh. 1 Cor. 6:20

Tenemos que ser una nueva criatura. Col.3:5-10, 2 Cor. 5:17

Yahweh habitará por medio de su Espíritu en nuestros cuerpos. 2 Cor. 6:16-18

Debemos andar como verdaderos hijos de Yahweh. Rom. 13:13-14

Los que practican las obras de la carne no tienen parte con Yahweh. Gal. 5.19-21

Tenemos la obligación de renunciar a la impiedad. Tito 2:12

Es la voluntad de Yahweh que vivamos en santidad. Rom. 12:1-2

 


Lucha carnal

Entendemos por lucha carnal toda clase de pleitos, contiendas, riñas, disputas, altercados, enemistades, peleas, guerras, etc., que el hombre pueda tener contra su prójimo. El creyente fiel debe repudiar cualquier forma de lucha carnal y recordar que la doctrina que enseñó y practicó Yahshúa es una doctrina de paz. En la epístola a los Hebreos, encontramos el mandato, "seguid la paz para con todos." (Hebreos 12:14 P. P.). Nuestro Salvador, hablando sobre la diferencia en el obrar de la dispensación antigua y la presente, indicó: "Oísteis que fue dicho a los antiguos; ojo por ojo y diente por diente. Mas yo os digo: No os resistáis al mal, antes a cualquiera que te hiere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra; y el que quisiere ponerte en pleito y tomarte tu ropa, déjale también la capa" (Mateo 5:38-40). El mesianismo no promueve la violencia, promueve la paz. La manera de obrar hacia aquel que nos procura hacer mal es la siguiente, según lo enseñado por Saulo: "No paguéis a nadie mal por mal, procurad lo bueno delante de todos los hombres. Haced posible y cuanto de vosotros depende, tened paz con todo. No os toméis la justicia por vosotros mismos, amados. Antes dad lugar a la ira de Yahweh; pues escrito está: Mía es la venganza, yo haré justicia, dice Yahweh (Romanos 12: 17-19).

Los pleitos, las iras, las contiendas, las enemistades, las disensiones, los conflictos, siendo todos ellos frutos de la carne, impiden la entrada al reino de Yahweh, según se afirma en Gálatas 5:19-21.

Lejos de que el creyente llegue a aborrecer a sus enemigos, la doctrina mesiánica impulsa a amar a sus enemigos (Mateo 5:44). ¿Si amamos a los que nos aman, qué recompensa tendremos? ¿No hacen eso también los que no conocen a Yahweh? Tenemos que ser perfectos, así como es perfecto nuestro Padre Celestial. (Mat. 5:45-48).

En el corazón de un creyente no habrá lugar para salir a combatir en una guerra. Algunos que son llamados por la milicia acuden como objetores por conciencia. Esto es, no desean enlistarse en el ejército para tomar un arma en sus manos, pero sí para servir en cualquier otra área. Todo miembro de la Congregación de Yahweh, se opondrá a participar en toda guerra carnal, máxime cuando ésta lo puede llevar a herir y aún a matar a su prójimo. Siendo que Yahweh dice en su Palabra, "No matarás", es menester "obedecer a Yahweh, antes que a los hombres", o que juzgue el mismo hombre si es justo delante del Eterno, obedecer a los hombres antes que a Yahweh (Hech. 5:29; 4:19).

Yahshúa dijo que su reino no es de este mundo (Juan 18: 36). ¿Porqué tendríamos que inmiscuirnos en guerras humanas estériles? Nuestro amado Salvador amonestó severamente a Pedro cuando quiso defenderlo, diciéndole: "Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomaren espadas, a espada perecerán"   (Mateo 26:51-52, Juan 18:10).

La verdadera guerra del creyente, no es la guerra carnal, sino la espiritual. "Porque no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos en los aires" (Efe. 6:12-13). Por eso, "las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Yahweh, para derribar fortalezas; destruir toda altanería que se levante contra la ciencia de Yahweh (2 Corintios 10:4-5 p.p.).


Fundamento Escritural

Las guerras vienen de nuestras propias pasiones. Sant. 4:1

Somos soldados del ejército espiritual. Rom. 6:17-19

Yahshúa advirtió a su pueblo a no matar. Mat. 5:21-22

Debemos amar aún a nuestros enemigos. Mat. 5:44

Los que a espada mataren a espada morirán. Mat. 26:52

No debemos tomar venganza. Rom. 12:19-21

Debe reinar la paz del Mesías en nuestros corazones. Col. 3:15

El mesianismo no promueve la guerra sino la paz. Mat. 5:38-40

No debemos pagar a nadie mal por mal. Rom. 12:17-19

Debemos amar al prójimo como a nosotros mismos. Mat. 22: 39

No habrá más guerras en el reino venidero. Isaias 2:4

Debemos mantenemos serenos aunque seamos provocados. Ecle. 10:4

Aunque somos carne, no militamos según la carne. 2 Cori. 10:3-5

 


La oración

La oración es un acto fundamental en la vida del creyente. Es el momento del diálogo del hombre con su Creador. Es el momento de adorarle y presentarle sus peticiones. La oración es el medio de comunicación entre el Creador y el hombre. La oración tiene que ser presentada a Yahweh en el nombre de Yahshúa. Siendo Yahshúa el sumo pontífice del creyente, está sentado a la diestra de Yahweh, intercediendo por los fieles. Toda oración que sea hecha a Yahweh, en el nombre del Mesías, tiene que llenar los requisitos que el Eterno establece en su Palabra. Saulo, hablando acerca de la oración, dice: "por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentes a Yahweh vuestras peticiones de acción de gracias" (Filipenses 4:6).

A través de la oración se dialoga con Yahweh, se glorifica su santo nombre, se expresa agradecimiento por las bendiciones recibidas y se le manifiestan todas nuestras necesidades e inquietudes. El Eterno obrará, según su voluntad, a favor del hombre y le suplirá todas sus necesidades conforme a sus muchas riquezas en gloria. La devoción y la oración tienen que ser parte íntegra de la vida de un creyente. Siempre debe haber tiempo para la oración.

En las últimas instrucciones de Yahshúa a sus discípulos, éste les indicó que toda oración dirigida al Padre Celestial tenía que ser presentada en su nombre. "Y lo que pidiereis al Padre en mí, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo; Si me pidiereis alguna cosa en mi nombre, yo lo haré". Para que la oración del creyente sea eficaz, tiene que ser hecha siguiendo el orden que nuestro Salvador especificó: "Cuanto pidiereis al Padre, os los dará en mi nombre; hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre, pedid y recibiréis" (Juan 16:23-24).

Hay que orar en el nombre de Yahshúa porque Él ha sido constituido como el mediador entre el Eterno y los hombres. Por eso Saulo dijo, "Porque uno es Yahweh, uno también el mediador entre el Eterno y los hombres, Yahshúa el Mesías" (1 Timoteo 2:5). Añadió también, "Por lo tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Yahshúa el hijo de Yahweh, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos pues, confiadamente al trono de la gracia, a fin de recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:14-16).

Siendo la oración el medio de comunicación entre el Eterno y sus criaturas, para ser oída y contestada, tiene que llenar ciertos requisitos que claramente establece la Palabra de Yahweh. El primero: "toda oración tiene que ser hecha en plena certidumbre de fe", conforme a Hebreos 10:22; que debe hacerse "sin labios de engaño", (Salmo 17:1); y, que el adorador debe hacer la oración "sin ira ni contienda", (1 Timoteo 2:8). No se agrada Yahweh de aquel que ora sin tener "voluntad para perdonar", (Mateo 6:12). Agrada a Yahweh la oración que se hace con humildad "y humillación", (1 Cron. 12:7). No debemos pasar por alto que cuando oremos debemos hacerlo con "perseverancia", (Efesios 6:18).

Hay algunos creyentes que apenas ponen un pie en el suelo, al levantarse, ya están pidiendo.  Reconocemos que la oración debe ser espontánea y es muy personal, pero aun así al igual que una carta tiene sus partes (encabezamiento, cuerpo y despedida) y cada quien escribe una carta con contenido diferente, así mismo es la oración.  Una oración efectiva empieza alabando al Padre (santificado sea tu nombre Mateo 6:9) dando gracias por todo lo recibido de su mano (el pan nuestro de cada día Mateo 6:11) pidiendo perdón por nuestras faltas y entregándole nuestra vida (y perdona nuestras deudas Mateo 6:12) y luego solicitando nuestras peticiones personales.

Para que la oración sea efectiva, ésta debe ir acompañada de "confesión", (Neh. 1:4-11); de "arrepentimiento", (1 Reyes 8:33); de "llanto", (Jer. 31:9); "de ayuno", (Dan .9:3); y "de obediencia",     (Juan 9:31).

Las Sagradas Escrituras no especifican una actitud o posición física determinada para llevar a cabo la oración. Hay varios ejemplos de cómo oraban los hombres y mujeres delante de Yahweh. Posterior al destierro, los que habitaban fuera de Jerusalem oraban vueltos hacia la ciudad santa y hacia el templo,  (1 Rey. 8:44-48; Dan. 6:11). Algunos oraban de pie, (Neh. 9:2, Luc. 19:1). Otros oraban de rodillas,  (Dan.6: 10; Efes. 2:14). Había quienes oraban en la cama en días de angustia o de enfermedad, (Salmo 4:4). Otros oraban con el rostro inclinado hasta tocar el suelo con sus frentes (Dan. 10:9, Mateo 26:39).

En cuanto al tiempo para orar, las Escrituras señalan que había hombres que oraban, por lo menos, tres veces al día, (Salmo 55:17, Daniel 6:10). Sin embargo, la actitud del espíritu del que ora es más importante que la hora, el lugar, la posición del cuerpo, o las fórmulas.  Recordemos que un corazón contrito y humillado no despreciará jamás Yahweh (Salmo 51:17 u.p.).


Fundamento Escritural

Moisés y Aarón oraron postrados sobre sus rostros. Núm. 20:6

Josué también se postró para orar. Josué 5:14

Moisés oró en secreto cuarenta días y sus noches. Deut. 9:25

Samuel oró toda una noche por Saúl. 1 Sam. 15:11

Se debe orar en secreto. Mateo 6:6

Pedro oraba al medio día. Hechos 10:9

Cornelio oraba a las tres de la tarde. Hechos 10:30

Yahshúa oraba cuando aún estaba obscuro. Marcos 1:35

Yahshúa también oraba en el monte. Marcos 6:46

Yahshúa pasaba la noche orando. Lucas 6:12

Debemos pedir al Padre en el nombre de Yahshúa. Juan 16:23-24

Tenemos a Yahshúa como mediador. Hebr. 7:25, Hebr. 4: 14-16

 


La oración por los enfermos

La oración y la unción de los enfermos es una ordenanza que aparece en el evangelio que predicó Yahshúa. El modo acostumbrado de proceder para orar por los enfermos es el que se declara en el libro de Santiago, específicamente en el capítulo cinco. Los enfermos deben llamar a los ancianos de la congregación; los ancianos deben orar por ellos, ungiéndoles con aceite; la oración de fe salvará al enfermo, ya que es Yahshúa quien los levantará; los pecados del enfermo, si se arrepintiese, le serán perdonados. Yahweh escucha y contesta la oración de fe por los enfermos cuando éstas van acompañadas de arrepentimiento y son hechas de conformidad con las reglas que establece la Palabra del Eterno.

Sobre este particular, en el Salmo 46:1 se indica, "Yahweh es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". En otro salmo se nos asegura, "Tú eres el que perdona todas mis iniquidades, el que sanas todas mis dolencias, el que rescata del hoyo mi vida, el que me corona de favores y misericordia", (Salmo 103:3-4).

El rey Ezechías atravesó por una grave enfermedad, Yahweh tuvo misericordia y le sanó (2 Rey. 20: 1-6). Se muestra así el inmenso amor de Yahweh hacia sus criaturas y su pronto auxilio a los necesitados.

La predicación del evangelio va acompañada de señales y de milagros. El Divino Maestro envió a sus discípulos a orar y a sanar a los enfermos en su nombre. El dijo, "Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad a los demonios, de gracia lo recibís, dadlo de gracia…" (Mateo 10:8). Yahshúa también dijo, "A los que creyeren les seguirán estas señales; en mi nombre echarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, y tomarán en las manos las serpientes y si bebieren cosas mortíferas no les dañarán; pondrán las manos sobre los enfermos y éstos se sanarán" (Marcos 16: 17-18).

Siguiendo el orden establecido por las Escrituras, es nuestro deber orar por los enfermos. Para estos fines ha sido dado el espíritu de sanidad a la Congregación. En Hechos 5:12, 15, 16, Hechos 8:6-7 y Hechos 19: 11-12, encontramos algunos testimonios donde el poder de Yahweh operó milagros.

En algunos casos, la oración por los enfermos debe ir acompañada del aceite de unción. Leemos en los evangelios que Yahshúa ponía las manos sobre ciertas personas y las sanaba. "Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos", (Marcos 6:5). Y saliendo, predicaban a los hombres que se arrepintieran. Y echaban fuera muchos demonios y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban" (Marcos 6:12-13).

Santiago era uno de esos apóstoles que ungía con aceite a los enfermos. Por su experiencia, recomendó en su epístola que los ancianos de la Congregación oraran por los enfermos, ungiéndoles con aceite en el nombre de Yahshúa. Y la oración de fe salvará al enfermo y Yahshúa lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos pues, mutuamente vuestras faltas y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración del justo, obrando eficazmente puede mucho" (Santiago 5:13-16).

No se debe hacer uso del aceite de la unción sobre cualquier persona sin antes pedir la dirección de Yahweh. No pongamos aceite ungido sobre personas que, habiéndose apartado de la fe, niegan lo que Yahshúa enseña en su Palabra. No toda persona está capacitada para interceder por los enfermos. Deben ser los ministros, pastores, pastores auxiliares o los diáconos los llamados a orar en rogativas que tengan propósitos especiales, como lo es la oración por los enfermos. La fe para sanar a los enfermos es uno de los dones más deseables del evangelio y no todos los miembros lo poseen.


Fundamento Escritural

Debemos orar sin cesar 1 Tes. 5:17

Yahshúa está presente en todo acto de adoración. Mat. 18:20

Se debe orar por los Ministros. 2Cor. 1:11

Por los que están en eminencia (en una posición gubernamental u otra)  . 1 Tim. 2:1-2

Por los creyentes. Efe. 6:18

Por los enfermos. Santiago 5:14

Por nuestra ciudad. Jerem. 29:7

Los discípulos utilizaron el aceite para ungir los enfermos. Marc. 6:12-13

El Apóstol Santiago recomendó ungir con aceite a los enfermos. Santiago 5:13-16

No todos pueden ungir con aceite y orar por los enfermos. Santiago 5:14

 


Muerte de Yahshúa en un madero

Cuando los romanos condenaban a muerte a un criminal lo enclavaban públicamente en un madero. La costumbre era que el reo cargara el leño de madera. El cargo por el cual se le ejecutaba se escribía sobre una madera y luego se le colgaba alrededor del cuello del reo o lo llevaba un soldado delante de la procesión. Finalmente ese escrito, luego del enclavamiento, era fijado en lo alto del madero. Se llevaba al criminal al lugar de su ejecución por el camino más largo posible para que lo viera la mayor cantidad de personas y el acto sirviera de escarmiento a otros.

Yahshúa había sido azotado, había estado en vigilia durante la noche en que lo apresaron. Estaba físicamente agotado y por eso se tambaleaba bajo el peso del madero. El lugar del enclavamiento fue en un monte llamado Gólgota y éste tenía la forma de una calavera. Cuando llegaban al lugar, hacían recostar al reo sobre el madero y procedían a atravesarle las manos con clavos. En algunos casos, los pies de los sentenciados eran atados con cuerdas. En el caso de Yahshúa, la evidencia refleja que sus pies fueron también traspasados por los clavos.

Para amortiguar el dolor se le daba a beber al reo una bebida mezclada con mirra o hiel con vinagre. Esta bebida le fue ofrecida a Yahshúa, pero Él se negó a tomarla, aceptando la muerte en su aspecto más despiadado y lúgubre. Los criminales eran enclavados desnudos, excepto por una escasa ropa que le cubría de la cintura hacia abajo. La ropa del reo pasaba a ser propiedad de los soldados como paga por su "trabajo".

Era la hora tercia del día, es decir las nueve de la mañana, cuando el Mesías fue enclavado en el madero, según Marcos 15:25. A su lado, fueron condenados dos ladrones, uno a su izquierda y otro a su derecha (Marcos 15:27).

Madero de Tormento: Instrumento en el que se le dio muerte a J…. (Mateo 27:32-40).  En griego clásico la palabra que se vierte “madero de tormento” en la traducción del Nuevo Mundo (staurós) indica principalmente un madero o poste vertical y no hay nada que demuestre que los escritores de las traducciones Griegas “Cristianas” usasen este término para designar un madero con una viga transversal.
Cita tomada del libro “Ayuda para Entender la Biblia” Página 1050, Watch Tower Society, Author.

El Libro “The Non Christian Cross, páginas 23 y 24, de John Denham Parson, dice: “No hay una sola frase en ninguno de los numerosos escritos que forman el “Nuevo Testamento” que en el griego original ofrezca siquiera evidencia indirecta de que el “staurós” que se usó en la muerte de J…. fuera distinto del “staurós” común, mucho menos de que haya consistido en dos trozos de madera clavados  en forma de “cruz”, en vez de uno solo”.


Fundamento Escritural

La noche en que Yahshúa fue apresado, acudió al monte de las Olivas y luego al huerto de Gethsemaní. Mateo 26:30 y 36

Fue entregado por Judas el Iscariote. Mateo 26:46-50

Tomado cautivo llevaron a Yahshúa a Anás. Juan 18:13

Luego fue llevado donde el pontífice Caifás. Mateo 26:57

A la mañana siguiente fue llevado atado a Poncio Pilatos. Mateo 27:2

Judas viendo que Yahshúa era condenado devuelve en un gesto tardío las piezas de plata. Mateo 27:3-5

Pilatos remite a Yahshúa a Herodes. Lucas 23.7

El pueblo pide que suelten a Barrabás y maten a Yahshúa. Mateo 27:20

A la hora tercia del día, las 9:00 de la mañana es enclavado Yahshúa en el madero. Marcos 15:25

Hubo tinieblas sobre toda la tierra desde la hora sexta hasta la nona (desde las doce del día hasta las tres de la tarde). Mateo 27:45

El velo del templo se rasgó en dos (quitando la separación de posiciones sociales y otras), la tierra tembló, las piedras se partieron, se abrieron los sepulcros y algunos santos resucitaron. Mateo 27:51-53

A la hora nona, las tres de la tarde, Yahshúa muere. Mateo 27:46 y 50

Cuando fue la tarde de aquel día, José de Arimatea pidió a Pilatos el cuerpo de Yahshúa y lo sepultó.   Marcos 15:42-47

 

Hiel: Fluido producido por el hígado, de color amarillo o verdoso.

Mirra: Resina de un árbol de color blanca, pegajosa y suave.  Se empleaba para preparar cadáveres en el Oriente.

 


El Reino

La perspectiva de un reino temporal humano queda descartada con las palabras de Yahshúa, cuando dijo: "De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando se sentará el Hijo del hombre en el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel", (Mateo 19:28).  Por lo tanto, el reino es la manifestación de la gloria de Yahshúa en su retorno.

Debemos entender que: El Reino de Yahweh fue el punto principal de la predicación de Yahshúa en su ministerio terrenal; El Reino de Yahweh se divide en tres faces, primero, el reino de la gracia, segundo, el reino milenial y, tercero, el reino eterno de Yahweh. En Marcos 1:14-15 se refleja que el anunciar el evangelio del reino de Yahweh fue la parte principal y central de la predicación de nuestro Salvador. En su prédica, anunciaba el establecimiento del reino e invitaba a los oyentes a prepararse para recibirlo.

El reino de la gracia se inició desde que Yahshúa hizo discípulos para que sirvieran al Eterno en la forma en que Él los venía instruyendo. "Pero ya llegó la hora y es ésta, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, pues tales son los adoradores que el Padre busca; Yahweh es espíritu y los que le adoran han de adorarle en espíritu y en verdad”, (Juan 4:23-24).

Yahshúa murió en un cruento madero para expiar así la iniquidad del hombre y habilitarlo para que sea participante del reino de Yahweh. "Pues de gracia sois salvados por la fe, y esto no os viene de vosotros, es don de Yahweh", (Romanos 2:8). Este don como puede verse en las Escrituras, lo recibe el hombre por gracia, que significa don inmerecido. Quien así lo entienda y reciba a Yahshúa como su Salvador personal, pasa a ser parte integrante de ese reino de gracia, reino que el Mesías vino a establecer, para que como reinó el pecado por la muerte, así también reine la gracia por la justicia para la vida eterna por Yahshúa nuestro Salvador.

Es pues el reino de la gracia el que está actualmente ya que el Mesías reina en el corazón del creyente. Este reino durará hasta que Yahshúa venga y establezca la segunda fase del reino que el reino milenial. El Apóstol Saulo enseñó a la congregación de Colosas lo siguiente: "A ese reino de la gracia hemos sido trasladados. El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, a fin de que justificados por la gracia, seamos herederos según nuestra esperanza de la vida eterna", (Col. 1:13 y Tito 3:7).

Sobre el reino milenial, de acuerdo al testimonio de los Sagrados Escritos, Yahshúa establecerá su reino sobre la tierra en su segundo advenimiento cuando los redimidos reinarán con Él por mil años.  Yahshúa enseñó, "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los ángeles con Él, se sentará sobre su trono de gloria", (Mateo 25:31).

La Escritura establece que los reinos del mundo pasarán a ser el reino del Mesías. "El séptimo ángel tocó la trompeta y oyéronse en el cielo grandes voces que decían: Ya llegó el reino de nuestro Eterno y de su Mesías sobre el mundo. Y reinarán por los siglos de los siglos”, (Rev. 11:15). He aquí lo que dijo Simón Pedro en Hechos 3:20-21: "A fin de que lleguen los tiempos del refrigerio de parte de Yahweh y envíe a Yahshúa el Mesías que os ha sido predestinado, a quien el cielo debía recibir hasta llegar los tiempos de la restauración de todas las cosas, que Yahweh habló desde antiguo por boca de sus profetas".

La tercera fase del reino, es el Reino Eternal de Yahweh. Yahshúa reinará hasta poner sus enemigos por estrado de sus pies y luego al fin de su reinado milenial, le entregará el reino a Yahweh. El mismo Hijo se someterá a aquél que le sometió a Él todas las cosas. Esto ocurrirá después del reino milenial de Yahshúa aquí en la tierra, (Rev. 5:10). Simón Pedro dice que esto ocurrirá cuando tengamos "cielos nuevos y tierra nueva en las cuales mora la justicia", (2 Pedro 3:13).

Sobre el reino eternal, Juan nos dice, "Y vi un cielo nuevo y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra se fueron y el mar ya no es. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Yahweh, ataviada como una esposa se engalana para su esposo. Y oí una voz grande que del cielo decía, He aquí el tabernáculo de Yahweh con los hombres, y morará con ellos, y serán su pueblo y el mismo Yahweh será con ellos”, (Rev. 21:1-3).

La promesa de un reino eternal es clara. Debemos ser cuidadosos de la vida espiritual para poder entrar por las puertas de esa ciudad. La tercera fase del reino culminará con Yahweh reinando por los siglos de los siglos.


Fundamento Escritural

Yahshúa predicaba sobre la necesidad del arrepentimiento para entrar en el Reino de Yahweh. Mar. 1:14-15

La etapa actual es el Reino de la Gracia. Rom. 3: 23-24

Por la fe tenemos acceso a esa gracia. Rom. 5:1-2 y 21

La segunda etapa será el Reino Milenial sobre la tierra. Rev. 20: 6

El Hijo del hombre se sentará en su trono a su regreso. Mateo 25:31

Los reinos de este mundo pasarán a ser el reino del Mesías. Rev. 11:15

Todos los reinos debajo del cielo obedecerán a Yahshúa. Dan. 7:13-14,27

Yahshúa reinará hasta poner sus enemigos bajo sus pies. 1 Cori. 15:24-28

El reino eternal de Yahweh ocurrirá después del milenio. Rev. 5:10

Será cuando tengamos cielo nuevo y tierra nueva. 2 Pedro 3:13

Yahweh morará con los fieles. Rev. 21:1-3

No habrá noche ni habrá luz porque Yahweh los alumbrará. Rev. 22:4-5

 


El Milenio sobre la tierra

Después del diluvio, era entonces la tierra de una lengua (Gen. 11:1). Era la intención de Yahweh que los hombres se esparcieran por toda la tierra y que se multiplicara su simiente. Por el contrario, ellos asentaron en el valle de Shinar y se propusieron edificar una torre, cuya cúspide llegara al cielo (Gen. 11:4). Allí surgió la idea humana de usurpar el cielo.

El desagrado de Yahweh por el pensamiento de aquellos hombres postdiluvianos, no se hizo esperar. En Génesis 11:7 dice, "Ahora pues, descendamos y confundamos sus lenguas, para que ninguno entienda el habla de su compañero". De esta forma Yahweh los esparció por toda la tierra y así ellos dejaron de edificar la ciudad.

Desde el principio, el plan de Yahweh fue que el hombre habitara la tierra (Génesis 1:28-31 y Génesis 2:15). La expresión más categórica sobre este asunto la encontramos en el Salmo 115:16, donde se nos asegura que: "Los cielos son los cielos de Yahweh: y ha dado la tierra a los hijos de los hombres".

Como parte del sermón de la montaña, el Mesías dijo: "Bienaventurados los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad" (Mateo 5:5). El hijo del Eterno nunca ofreció el cielo para los redimidos, por el contrario habló de un reino sobre la tierra. En el mensaje que el ángel le dio a María (Miriam), la madre de Yahshúa, dijo que "Este (Yahshúa) será grande y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará Yahweh el trono de David su padre..." (Lucas 1:32). Yahshúa habría de heredar el trono de David y, evidentemente, el trono de David estaba sobre la tierra.

En Juan 14:1-3, se recogen las siguientes palabras de Yahshúa: "No se turbe vuestro corazón: creéis en Yahweh, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os aparejare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo: Para que donde yo estoy, vosotros también estéis".  Evidentemente, Él estaba en la tierra (para que donde yo estoy) cuando hizo su promesa.

El Mesías dijo, "vendré otra vez". Cuando Él retorne, "seremos arrebatados en las nubes a recibir a Yahshúa en el aire." (1 Tesalonicenses 4:17). Cuando alguien llega y lo vamos a recibir, no regresamos con el recién llegado al lugar de donde éste salió. Por el contrario, lo recibimos y lo traemos a nuestra ciudad, a nuestro hogar. Así sucederá cuando Yahshúa venga.

De otra parte, Él aseguró que vendría "otra vez y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis". Él aseguró que estaremos con Él donde Él estaba en el momento en que hace la promesa. Yahshúa estaba en ese instante en el Monte de los Olivos.  Ese será, precisamente, el lugar donde Yahshúa pondrá sus pies a su retorno. "Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas que está en frente de Jerusalén a la parte de oriente..."  “y vendrá Yahweh y con Él todos los santos” (Zac. 14:4-5up).

En Revelaciones 5:10 se nos asegura que Yahshúa nos hará "para nuestro Eterno reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra".


Fundamento Escritural

El plan de Yahweh siempre ha sido que el hombre habite la tierra. Gen. 1:28-31

Los Cielos son los cielos de Yahweh. Salmo 115:16

Ha dado la tierra para los hombres. Salmo 115:16

Yahshúa prometió a los mansos la tierra por heredad. Mateo 5:5

El reino de Yahshúa será sobre la tierra. Lucas 1:32

A su retorno Yahshúa pondrá sus pies sobre el monte de las Olivas. Zac. 14:4

Los salvados reinarán con Yahshúa sobre la tierra. Rev. 5:10

Los mansos vivirán la tierra con abundancia de paz. Salmo 37:11

Los benditos heredarán la tierra y los malos serán talados. Salmo 37:22

 


La nueva tierra

Tanto el cielo como la tierra son una maravillosa creación de Yahweh. La Sagrada Escritura nos habla de una total transformación de la tierra y del cielo; no para ser peor, sino para una grande restauración. Yahweh creará un mundo diferente mucho más grande y más bello, sin el desperdicio de espacio que representan los océanos. El Registro Sagrado nos asegura que: Habrá nuevos cielos y nueva tierra como la morada final de todos los salvados; Que estos cielos y tierra nueva serán hechos con el poder de Yahweh, inmediatamente después del juicio final del gran trono blanco; con esto culminará el ministerio de Yahshúa, cuando hubiere puesto a todos los enemigos de Yahweh y del hombre por estrado de sus pies, devolverá el reino a Yahweh.

Habrá cielos nuevos y tierra nueva. Esta es una promesa que se repite en la Palabra de Yahweh. "Porque he aquí que voy a crear unos cielos nuevos y una tierra nueva. Ya no se recordará más lo pasado ni vendrá más a la mente; sino que se gozarán en gozo y alegría eterna de lo que voy a crear..." (Isaías 65:17-19). El Apóstol Pedro añade, "Pero vendrá el día de Yahweh, como ladrón (no a raptar, sino a buscar lo que es suyo), y pasarán como estrépitos los cielos y los elementos siendo abrazados se fundirán; así mismo la tierra con las obras que hay en ellas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurandoos para la venida del día de Yahweh, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos y los elementos, siendo quemados se fundirán! ... (2 Pedro 3:10-13).

Juan el teólogo "vio un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más" (Revelaciones 21:1). No tenemos la menor duda de que habrá cielos nuevos y nueva tierra donde el Eterno pondrá la nueva Jerusalén que será la morada final de los santos. No habrá pecado; es más, el autor del pecado será finalmente destruido.  Las cosas serán como una vez fueron en el Edén, el león comerá paja como el buey, Isaías 65:25.

Cuando el Apóstol Pedro dijo que los cielos pasarán con grande estruendo y que los elementos de la tierra serán abrazados, no se refiere a una completa extinción del suelo terráqueo, sino a las obras arquitectónicas, científicas, e inclusive, los mismos elementos de la tierra que están contaminados. El fuego será la forma en que Yahweh habrá de purificar la tierra. No quedará ni raíz ni rama, haciendo nueva la morada de los salvados para que en ella habiten los redimidos con alegría y gozo eterno.

Será borrada de la tierra toda contaminación de pecado. Sólo habrá lugar para las excelsas promesas de Yahweh. Dentro de esas promesas está: que no habrá muerte, no habrá dolor, no habrá llanto, porque todo eso pertenecerá al pasado. La nueva Jerusalem será la morada final de los redimidos. En todo el registro escritural se evidencia que la esperanza de los siervos de Yahweh ha sido recibir cielos nuevos y tierra nueva. Esta esperanza ha animado a miles a mantener su fidelidad. Yahweh habrá de remunerar a los que esperan en Él. Esa es una de las características más sobresalientes del Eterno: el paga a cada uno según fuere su obra.

Yahweh estará con los redimidos. Él será uno en medio de su pueblo. Debemos luchar para que seamos columna en el templo de Yahweh, según Revelaciones 3:12. Debemos diligentemente procurar sentarnos con Yahshúa en el trono de su reino para vivir para siempre (Revelaciones 3:21).


Fundamento Escritural

Yahweh nos ha prometido cielo nuevo y tierra nueva. 2 Pedro 3:10-12

No habrá memoria de la tierra pasada. Isaías 65:17-19

Todas las cosas que nos rodean habrán de ser deshechas. 2 Pedro 3:10-13

El primer cielo y la primera tierra pasarán. Rev. 21:1

Nos sentaremos con Yahshúa en su trono y viviremos siempre con Él. Rev. 3:21

Veremos el rostro de Yahshúa y seremos semejantes a Él. 1 Juan 3:2

 


El retorno de Israel a su tierra

Yahweh tiene un pacto con su pueblo, según lo confirma el profeta Jeremías, "Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí" (Jeremías 32:40). Los Yahwistas Mesiánicos debemos saber lo siguiente: Que aunque el pueblo de Israel fue esparcido por toda la tierra a causa de su pecado, hay una promesa por parte de Yahweh que un día los regresará a sus tierras; Que Jerusalén, la capital del estado de Israel, sería hollada por las gentes hasta que el tiempo de las gentes sea cumplido; y, habiéndose cumplido esa profecía, el pueblo de Israel está regresando a sus tierras.

En Deuteronomio 28:64, dice, "Y te dispersará Yahweh por entre todos los pueblos del uno al otro cabo de la tierra". Añade Jeremías 32:37-38, "He aquí que los reuniré de todos los países en que los dispersé en mi cólera, en mi indignación y en mi furor, y los haré volver a este lugar para que en él habiten seguros. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Poderoso.

Lo que Yahweh haría por su pueblo en los últimos días es algo que se está viendo en nuestros días. El día 15 de mayo de 1948, Israel fue reconocido nuevamente como una nación, dando cumplimiento así a las profecías ya citadas. Desde ese tiempo para acá, vemos que esta nación que estuvo esparcida entre las gentes por más de dos mil seiscientos años, vuelve a ocupar un lugar de distinción entre las naciones de la tierra.

Respecto a la antigua ciudad de Jerusalén, Yahshúa dijo en una de sus profecías que "sería hollada por las gentes hasta que el tiempo de las gentes sea cumplido". El Apóstol Saulo aclaró que "el endurecimiento vino a una parte de Israel hasta que entrase la plenitud de los gentiles, y entonces todo Israel será salvo" (todo el que acepte a Yahshúa será salvo) (Romanos 11:25-26). Esta profecía tuvo un asombroso cumplimiento en nuestros días cuando en la guerra de Israel con los estados árabes, conocida como la guerra de los seis días, Israel reconquistó la ciudad de Jerusalén la cual estuvo bajo el dominio de las gentes hasta el 6 de junio de 1967. Las tropas israelíes se la arrebataron al rey de Jordania con la firme determinación de no volver a dejársela quitar jamás.

Desde esa fecha en adelante ha habido un despertar religioso y patriótico entre todos los judíos dispersos, lo cual ha motivado a muchos de ellos a regresar a la tierra de sus ancestros padres a fin de colonizar las ciudades arruinadas y labrar los campos de agricultura que por tantos siglos habían permanecido abandonados. Ya se vislumbra en el horizonte el cumplimiento de la profecía de Miqueas 4:1-2: "Y acontecerá en los postreros días que el monte de la casa de Yahweh será constituido por cabecera de montes y más alto que los collados y los pueblos correrán a él. Y vendrán muchas gentes, diciendo: "Venid, subamos al monte de Yahweh, a la casa del Eterno de Jacob; que nos enseñe sus caminos para que marchemos por sus sendas, pues de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra de Yahweh".

Desde 1948 en adelante, la nación de Israel ha venido ocupando uno de los primeros lugares en el mundo de las noticias mundiales. Se puede decir sin lugar a dudas que los ojos de todas las naciones están puestos firmemente sobre esta nación que después de estar cautiva y oprimida por gobiernos extranjeros por más de dos mil seiscientos años, ha logrado su libertad, y ahora ocupa la atención y consideración de la mayoría de las naciones de la tierra. Todo esto nos señala el pronto cumplimiento de las últimas profecías dadas por Yahweh a través de sus profetas. El cumplimiento de estas profecías nos encamina al establecimiento del reino de Yahweh aquí en la tierra a través de su Hijo Yahshúa, el Mesías prometido.

Hoy, nuestros ojos ven cómo millares de Israelitas siguen emigrando hacia su tierra natal según lo profetizó Sofonías diciendo: "En aquel tiempo os traeré y entonces os congregaré y os haré objeto de gloria y alabanza, entre todos los pueblos de la tierra, cuando yo haga volver ante vuestros ojos a vuestros cautivos dice Yahweh" (Sofonías 3:20). No importa cómo sea, no importa lo lejos que estén, Yahweh ha determinado que los traerá en sus alas.

Debemos enfatizar que ya en Israel se adoptó el hebreo como la lengua oficial del estado israelí. Según los informes, se están solicitando maestros de ese idioma para enseñarle a hablar la lengua hebrea a todos los israelitas que siguen emigrando hacia esa tierra. Todo esto nos señala que ya empezó a cumplirse la promesa de sanar la lengua de Israel; lo que nos indica que la venida de Yahshúa esta cerca.

Uno de los errores crasos de la "cristiandad" es decir que Yahweh ha desechado a su pueblo Israel como nación y que ahora solamente trata con la "iglesia". En Romanos 11:1 encontramos una aclaración categórica sobre este particular. Yahweh está intercediendo ahora por Israel que es el descendiente de la raza de Jacob, no por ser ellos una nación mejor que nosotros, ya que ellos han profanado el nombre de Yahweh; si no porque Yahweh es fiel en cumplir lo que prometió, tanto a Abraham como a Isaac y a Jacob.


Fundamento Escritural

Todas las naciones serían benditas por causa de Israel. Génesis 12:3

El dispersamiento de Israel fue por permisión de Yahweh. Deut. 28:64

Yahweh prometió hacerlos volver a su tierra. Jeremías 32:37-38

La ceguera espiritual de Israel permitió la plenitud de los gentiles. Rom. 11:25-26

En los días postreros la Casa de Israel alcanzará prominencia. Miqueas 4:1-2

Jerusalem alcanzará la paz. Salmo 122:6

Yahweh guardará a Israel como el pastor a su rebaño. Jerem. 31:10

Yahweh hará con Israel pacto eterno. Jerem. 32:40

 


Segunda venida de Yahshúa

La Sagrada Escritura nos habla de la segunda venida de Yahshúa a la tierra. En ese momento, los propósitos de Yahweh serán realizados. La redención se habrá completado y la soberanía divina será manifestada sobre la tierra. En realidad, todas las demás profecías contribuyen mayormente al gran propósito del completo cumplimiento de este evento culminante: la segunda venida de Yahshúa.

Debemos saber que: Yahshúa volverá por segunda vez a la tierra conforme a su promesa; que Yahshúa volverá en forma personal y visible y, que el propósito de su segunda venida será para establecer su reino milenial en la tierra.

Cuando Yahshúa dio su sermón de despedida a sus discípulos, les dijo claramente: "No os dejaré huérfanos. Vendré a vosotros. Habéis oído como yo os he dicho: Voy y vengo a vosotros" (Juan 14:18 y 28). En otra ocasión aseguró, "Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:1-3).

Diáfanamente se ve por estas palabras de Yahshúa la promesa de su segunda venida. Sobre su venida, a las multitudes que le seguían les dijo: "Porque si alguien se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Marcos 8:38).

Al entender los discípulos que Yahshúa les había prometido volver, es decir regresar nuevamente a la tierra, ellos le inquirieron sobre los tiempos cercanos a su retorno (Mateo 24:3). Como buen Maestro, Yahshúa le dio respuesta a las preguntas que le hicieron sus discípulos. Sobre su segunda venida, Yahshúa dijo: "Entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad" (Marcos 13:26). El Hijo del Hombre se verá venir en las nubes. Eso fue lo que profetizó Isaías: "Yahweh monta sobre una ligera nube…", profecía que aparece en el capítulo 19 del libro de Isaías.

Saulo dijo a Timoteo, "Por lo demás ya me está preparada la corona de la justicia, que me otorgará en aquel día Yahshúa justo juez; y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida" (2 Tim. 4:8). Añadió Saulo, "Así también, el Mesías que se ofreció una vez para agotar los pecados de todos; por segunda vez aparecerá, sin pecado, a los que le esperan para recibir la salvación" (Hebreos 9:28).

Tenemos la certeza de que la segunda venida de Yahshúa será personal y visible. Cuando Yahshúa ascendía a los cielos, los ángeles le prometieron a los discípulos: "Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Yahshúa que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo"        (Hech. 1:9-11).

Al ascender al cielo, Yahshúa lo hizo en presencia de sus discípulos. Así mismo cuando retorne será visible a todos los creyentes que estén vivos para ese glorioso día. A los que tienen fieles sepultados, Saulo les consuela: "Pues si creemos que Yahshúa murió y resucitó; así también Yahweh por Yahshúa tomará consigo a los que durmieron en Él. Esto os decimos como palabra de Yahshúa: Que nosotros los vivos, los que quedamos para la venida de Yahshúa, no nos anticiparemos a los que durmieron; pues el mismo Yahshúa, a una orden, a la voz del arcángel, al sonido de la trompeta de Yahweh, descenderá del cielo y los muertos en el Mesías resucitarán primero. Después nosotros, los vivos, los que quedamos, juntos con ellos, seremos levantados a las nubes al encuentro con Yahshúa en los aires; y así estaremos siempre con Yahshúa"          (1 Tes. 4: 14-18).

La venida de Yahshúa no será silenciosa, sino que será con aclamación y con trompeta de Yahweh. Cuando esto suceda se cumplirá este escrito: "Ved que viene en las nubes del cielo, y todo ojo le verá, y cuantos le traspasaron; y se lamentarán todas las tribus de la tierra" (Rev. 1:7).

La promesa de Yahshúa sobre su segundo advenimiento, abarca también la declaración de que todos los hombres le verán a su regreso. "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y majestad grande" (Mateo 24.30). Todo se realizará visible a la humanidad, para que no pase desapercibido el regreso del Rey de reyes. La Escritura dice: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra perturbación de las naciones, aterradas por los bramidos del mar, y la agitación de las olas. Exhalando los hombres sus almas por el terror y el ansia de lo que viene sobre la tierra, pues los poderes celestes se conmoverán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube con poder y majestad grande" (Lucas 21:25-27).


Fundamento Escritural

Los ángeles notificaron sobre el retorno visible de Yahshúa a esta tierra. Hechos 1:11

Yahshúa dijo que lo verían venir sobre las nubes. Marc. 13:26

Saulo enseñó sobre la segunda venida de Yahshúa. 2 Tim. 4:8

Judas dice que Yahshúa retorna con sus santas decenas de millares. Judas 1:14

Los muertos en Yahshúa se levantarán primero y los fieles vivos a su retorno serán transformados.   1 Tes. 4:13-18

Yahshúa vendrá en las nubes del cielo y todo ojo le verá. Rev. 1:7

Se lamentarán todas las tribus de la tierra. Rev. 1:7 U. P.

Aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo. Mat. 24:30-31

Los hombres tendrán terror y ansia en el retorno de Yahshúa. Luc. 21:25-27

 


Profecías y señales de cumplimiento

Las profecías de los Sagrados Escritos fueron dadas por hombres santos e inspirados por el Espíritu Santo de Yahweh. Yahshúa profetizó sobre las persecuciones de los creyentes, de la destrucción de Jerusalén y sobre las señales de su venida. El fin de la profecía es hacer entender al creyente el tiempo en que vive en relación con la segunda venida de Yahshúa.

Entendemos por profecía los "acontecimientos futuros revelados por adelantado", es decir, que los hombres escogidos por el Eterno dieron a conocer aquellas cosas que estaban en los planes del Creador por medio del poder de su Espíritu Santo (2 Pedro 1:21). David, hablando sobre su experiencia como profeta del Altísimo dijo: "El Espíritu de Yahweh habla por mí y sus palabras están sobre mi lengua" (2 Samuel 23:2). Este dicho de David tiene que ser el sentir de todos los santos y verdaderos profetas del Eterno que profetizaron de eventos ya acontecidos y otros que están por acontecer.

En todos ellos, la Palabra de Yahweh fue en sus labios y hablaron por la inspiración absoluta del Espíritu Santo. Saulo dijo, "Muchas veces y en muchas maneras habló Yahweh en otro tiempo a nuestros padres por el ministerio de los profetas" (Heb. 1:1). Por la evidencia mencionada, concluimos que fue Yahweh el que, a través de su Espíritu Santo, habló al pueblo de Israel utilizando diferentes profetas en diferentes épocas.

El advenimiento del Mesías como profeta fue predicho por Moisés cuando dijo: "Yo les suscitaré de en medio de sus hermanos un profeta como tú. Pondré en su boca mis palabras y Él les comunicará todo cuanto yo le mande. Quien no escuchare las palabras que Él dirá en mi Nombre, yo le pediré cuenta"  (Deut. 18:18-19). Nuestro Salvador no sólo vino a nuestro mundo a morir por los pecados de la humanidad, sino que también vino a declarar con amplitud la sana doctrina del Padre. "Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Quien quisiere hacer la voluntad de Él, conocerá si mi doctrina es de Yahweh o es mía" (Juan 7:16-17). Añadió, "Porque yo no he hablado de mí mismo; el Padre mismo que me ha enviado, es quien me mandó lo que he de decir y hablar (Juan 12:49). En el libro a los Hebreos, capítulo 1 y versos 1 y 2, nos dice: "Habiendo hablado Yahweh en otros tiempos a los padres por los profetas, últimamente en estos días, nos habló por su Hijo".

Yahshúa es reconocido como el príncipe de los profetas. Profetizó su propia muerte y resurrección  (Mateo 16:21). Profetizó sobre el cerco y la destrucción de Jerusalem (Lucas 19:41-44 y 21:20-24). Advirtió sobre la destrucción del templo (Mateo 24:1-2). Profetizó extensamente sobre las señales de su segunda venida (Mateo 24:3-41).

La profecía notifica al creyente sobre el tiempo que vive. Mucho de lo que ocurre en el mundo religioso, físico y social de la actualidad es cumplimiento de las profecías de los Sagrados Escritos que nos revelan que el advenimiento del Mesías está muy cerca. Sobre el mundo religioso nos dice la Sagrada Escritura:" Pero el Espíritu claramente dice así: que en los últimos tiempos apostatarán algunos de la fe, dando oídos al espíritu de error y a las enseñanzas de demonios, de embaucadores, hipócritas, de cauterizada conciencia" (1 Tim. 4:1-2). Pues vendrá tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas" (2 Timoteo 4:3-4). Es una perfecta descripción de lo que está sucediendo en el mundo religioso. Han dejado la Palabra del Eterno para establecer sus propios sistemas de enseñanzas completamente extrañas y distantes de lo que enseñan los Sagrados Escritos.

Profetizando sobre la condición del mundo social y su conducta, el libro Sagrado nos dice: "También debes saber esto; que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.  Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Yahweh, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita." (2 Tim. 3:1-5). "Por esto los entregó Yahweh a los deseos de su corazón, a la impureza con que deshonran sus propios cuerpos, por lo cual los entregó Yahweh a las pasiones vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso contra naturaleza; e igualmente los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrazaron en la concupiscencia de unos con otros; los varones con los varones, cometiendo torpezas y recibiendo en sí mismo el pago debido a su extravío. Y como no procuraron conocer a Yahweh, Él los entregó a su réprobo sentir, que los lleva a cometer torpezas y a llenarse de toda injusticia, malicia, avaricia, maldad; llenos de envidia, dados al homicidio, a contiendas, a engaños, a malignidad; chismosos o calumniadores, abominadores de Yahweh, ultrajadores, orgullosos, fanfarrones, inventores de maldades, rebeldes a los padres, insensatos, desleales, despiadados, implacables, los cuales conociendo la sentencia de Yahweh, que quienes tales cosas hacen son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que consienten a los que las hacen" (Rom. 1:24, 26-32).

Las citas que anteceden describen a cabalidad la conducta del hombre en estos últimos días y la leve justicia que se le aplica a los malhechores en el tribunal de los hombres. Toda profecía llega al hombre de parte del Eterno con el propósito de prevenirle y señalarle las cosas que han de venir y así darle oportunidad para que se arrepienta y pueda salvarse de una total destrucción. El proverbista nos dice: "El sabio ve el mal y se esconde, pero el necio pasa y recibe el daño" (Prov. 22:3).

A parte de lo que ya hemos señalado, la profecía le es dada al hombre para manifestarle la veracidad de la Palabra del Eterno. Está escrito: "Sin profecía el pueblo va desenfrenado, pero el que guarda la ley, dichoso es" (Prov. 29:18). Viendo el hombre que las profecías hasta sus días se han cumplido, no debería tener obstáculo alguno para aceptar y creer que las mismas anuncian el fin de todas las cosas. Lo que Yahweh ha dicho por sus profetas se habrá de cumplir fielmente, pues "No es Yahweh un hombre para que mienta, ni hijo de hombre para arrepentirse. Lo ha dicho Él, ¿y no hará? Lo ha prometido, ¿y no lo mantendrá?"   (Núm. 23:19).


Fundamento Escritural

Yahweh revela sus secretos por medio de sus siervos los Profetas. Amós 3:7

Los secretos de Yahweh son para los que le temen. Salmo 25:14

Hombres escogidos de Yahweh han dado a conocer los planes de Yahweh mediante el Espíritu Santo. 2 Ped. 1:21

Yahweh habló a nuestros padres a través de los profetas. Heb. 1:1-2

Yahshúa, además de nuestro Salvador fue anunciado como profeta. Deut. 18:18-19

Yahshúa habló en nombre del Padre Celestial. Juan 12:49

Yahshúa profetizó de su muerte y resurrección, de su venida, etc. Mat. 16:21, Mat. 24: 4-14

La profecía notifica al creyente sobre el tiempo que vive. 1 Tim. 4:1-2, 2 Tim. 4:3-4

La conducta humana hoy día es que a lo bueno le llaman malo y a lo malo bueno.  Rom. 1:24, 26-32

Sin la profecía el pueblo se desorienta. Prov. 29:18

 


El estado de los muertos

Mas allá de lo que dicen las Sagradas Escrituras, nada podemos tomar por seguro, sobre todo, cuando hablamos del estado de los muertos. La Palabra de Yahweh nos dice: "Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben" (Ecles. 9:5).

En realidad, el estado de los muertos no es un misterio por cuanto se establece claramente la condición de ellos al morir, pero sí es un misterio el momento de la resurrección, ya que algunos resucitarán para luego morir en condenación eterna, mientras que otros resucitarán con cuerpos glorificados.

El mensaje que Saulo le dio a los Corintios respecto al estado de los muertos, dice: "Mas ahora Yahshúa ha resucitado de los muertos; primicia de los que durmieron es hecho" (1 Cor. 15:20). El apóstol compara la muerte con el sueño. Su enseñanza está a tono con lo que había dicho el Maestro cuando Lázaro murió: "Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy a despertarle del sueño" (Juan 11:11). Esta aseveración del Maestro de comparar la muerte con el acto de dormir, es una comparación que no sólo es apropiada debido a la inconsciencia de los muertos, sino también a su esperanza de despertar por medio de la resurrección cuando el Mesías vuelva (Salmo 13:3).

En realidad, estar muerto es entrar en el cese de todas las actividades vitales, por lo tanto, la muerte es lo contrario a la vida (Deut. 30:15, 19). La Sagrada Escritura demuestra que los muertos no tienen conciencia de nada en absoluto. Las misma Palabra del Eterno, refiriéndose a la resurrección del Mesías dice que Él fue primicia de los que durmieron (1 Cor. 15:20).

La muerte es, pues, la cesación de la vida física mediante la separación del cuerpo y el soplo de vida. Esto se comprende a cabalidad por medio de los dichos de las Sagradas Escrituras que nos dan datos específicos del estado en que se encuentran los muertos. En Job 14:12 dice lo siguiente: "Así el hombre, muriendo, queda inerte y expirado, ¿dónde está?". David contesta lo siguiente: "Pues en la muerte no se hace memoria de ti y en el Seol, ¿quien te alabará? (Salmo 6:6). El Salmo 115:17 dice: "No son los muertos los que alabarán a Yahweh, ni cuantos bajaron a la región del silencio". Sobre la condición del ser humano después de la muerte, el Salmo 104:29 dice: "Si tú escondes tu rostro, se conturban, si les quitas el espíritu, expiran y vuelven al polvo". "Sale su espíritu y torna a la tierra, y en ese día perecen todos sus designios" (Salmo 146:4).  Para que nuestro cuerpo torne al polvo en cumplimiento de los sagrados escritos, tiene que descomponerse naturalmente o sea ser sepultado, no cremado.

Otro escritor añade: "Pues los vivos saben que han de morir, mas los muertos nada saben y ya no esperan recompensa, habiéndose perdido ya su memoria, amor, odio, envidia. Para ellos ya todo se acabó; no tendrán jamás parte alguna en lo que sucede debajo del sol. Y se torne al polvo de la tierra que antes era y retorne a Yahweh el espíritu que Él le dio." (Ecles. 9:5-6, 12:7).

Todos estos escritos están cónsonos que la muerte es una entera separación del espíritu y el cuerpo, quedando el cuerpo destinado a convertirse en polvo en el sepulcro donde es sepultado. Al morir el hombre, entra de inmediato en un estado de inconsciencia. Sus pensamientos y sentimientos dejan de ser. En ese estado de inactividad y silencio permanecerá hasta el día en que sea resucitado por Yahshúa, para vida eterna o para juicio. No os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán. Los que han obrado el bien, para la resurrección de la vida y los que han obrado el mal, para la resurrección del juicio" (Juan 5:28-29).

Del lugar en que quedó el hombre al morir, de ahí ha de resucitar. "¡Despertad y cantad moradores del polvo! porque tu rocío cual rocío de hortalizas, (será), y la tierra echará los muertos" (Isa. 26:19). Job aportó a este asunto cuando dijo: "¡Oh, quién me diese que me escondieses en el sepulcro, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo y de mí te acordaras! Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi mutación. Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo y después de desecha esta mi piel, aún he de ver en carne a Yahweh. Si yo espero, el sepulcro es mi casa; haré mi cama en la obscuridad" (Job. 14:13-14 y 19:25).

Todos los santos del pasado no han recibido la recompensa de la resurrección para vida eterna. Todavía permanecen en estado de inconsciencia hasta el día de la manifestación de nuestro Salvador Yahshúa. "Y éstos, con ser recomendables por su fe, no alcanzaron la promesa, porque Yahweh tenía previsto algo mejor sobre nosotros, para que sin nosotros, no llegasen ellos a la perfección. Pero cada uno en su propio rango: las primicias, el Mesías, luego, los del Mesías cuando él venga" (Hebreos 11:39-40 y, 1 Cor. 15:23).

Tanto los santos como los malvados, al morir, entran en ese estado inerte de inconsciencia, hasta que el Mesías venga y levante a sus escogidos para vida eterna en la primera resurrección. Luego será la resurrección final de los malvados, de todos los que hicieron y permanecieron en la iniquidad. Éstos recibirán justa paga de retribución. "Porque es menester que los hombres mueran una vez y después el juicio" (Heb. 9:27).  Si al morir los buenos van al cielo y los malos al lago de fuego, pregúntese, ¿para qué un juicio, si ya están juzgados?


Fundamento Escritural

La muerte entró en el mundo por el pecado. Rom. 5:12

Acontece a todos los hombres. Ecle. 8:8

Yahweh la determinó. Job 14:5, Deut. 32:39

Se describe como un sueño. Deut. 31:16, Juan 11:11

Se describe como un lugar de donde no hay regreso. Job 16:22

Es la separación del espíritu y el cuerpo. Hech. 5:10

Es retornar al polvo. Gen. 3:19

No hay consciencia después de la muerte. Ecle. 9:5, Ecle. 3:20

Nadie puede escapar de la muerte. Salmo 49:11-12

Los muertos serán juzgados. Heb. 9:27

Los muertos resucitarán, unos para vida eterna y otros para juicio. Juan 5:28-29

 


Resurrección de los muertos

Cuando Yahshúa retorne a esta tierra, tendrá lugar la resurrección de los justos. Ningún acontecimiento en la historia humana será comparable a este evento. La eficacia de la sangre de Yahshúa no se limita a librarnos del pecado, sino que también nos librará del poder de la muerte.

Los Yahwistas Mesiánicos creemos que: Los justos de todas las edades serán resucitados para vida eterna. La doctrina de la resurrección se halla revelada en los Sagrados Escritos, como la recompensa final que inicia el gran plan de redención consumado por Yahshúa para todos los fieles adoradores del Padre Celestial y esta segunda resurrección se llevará a cabo por Yahshúa cuando vuelva por segunda vez a este mundo en la gloria de su Padre.

La resurrección de los justos se comprueba en los Sagrados Escritos en Daniel 12: 1 y 2, donde nos dice: "Entonces se salvarán los que de tu pueblo estén escritos en el libro. Las muchedumbres de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión". En Isaías 26:19 se nos dice: "Revivirán tus muertos, mis cadáveres se levantarán, ¡despertad y cantad! los que yacéis en el polvo".

Yahshúa nos aseguró, "Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere les da la vida. En verdad, en verdad os digo, que llega la hora y es ésta, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Yahweh; y los que la escuchen vivirán. No os maravilléis de esto porque llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán; los que han obrado el bien, para la resurrección de vida y los que han obrado el mal para la resurrección del juicio" (Juan 5:21,25,28 y 29).

La resurrección para vida eterna es una doctrina donde descansa la fe y la esperanza de todos los fieles adoradores del Padre Celestial. Yahshúa le dijo a Marta: "Resucitará tu hermano". Marta le contestó: "Sé que resucitará en la resurrección, en el último día" (Juan 11:23-25). Si no hubiese resurrección, el Mesías jamás le hubiese prometido a sus discípulos que los que hubieren dejado todo por Él recibirían cien veces tanto y al final la vida eterna (Mateo 19:28-29).

Saulo le aseguró a los fieles de la congregación: "Pues si creemos que Yahshúa murió y resucitó, así también Yahweh por Yahshúa tomará consigo a los que durmieron con Él. Esto os decimos como palabra de Yahshúa, que nosotros los vivos, los que quedamos para la venida de Yahshúa, no nos anticiparemos a los que se durmieron, pues el mismo Yahshúa, a una orden, a la voz del arcángel, al sonido de la trompeta de Yahweh, descenderá del cielo y los muertos en el Mesías resucitarán primero; Después nosotros, los vivos, los que quedamos, junto con ellos, seremos arrebatados en las nubes al encuentro de Yahshúa en los aires y así estaremos siempre con Yahshúa" (1 Tesalonicenses 4:14-18). "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre ellos no tendrá poder la segunda muerte sino que serán sacerdotes de Yahweh y del Mesías, y reinarán con Él por mil años" (Rev. 20:6).

Esta resurrección no tendrá lugar hasta la segunda venida de Yahshúa. "Así también el Mesías, que se ofreció una vez para llevar los pecados de muchos, por segunda vez aparecerá sin pecado para salvar a los que le esperan" (Heb. 9:28).

Los Sagrados Escritos también nos dicen que habrá una segunda resurrección, pero ésta será la de los pecadores. Ellos resucitarán para comparecer ante el juicio del gran trono blanco. En el libro de Revelaciones, Cap. 20: 11-13, se nos dice: "Vi un trono alto y blanco, y al que en él se sentaba, de cuya presencia huyeron el cielo y la tierra, y no dejaron rastro tras sí. Vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante del trono; y fueron abiertos los libros, y fue abierto otro libro, que es el libro de la vida. Fueron juzgados los muertos según sus obras, según las obras que estaban escritas en los libros. El mar entregó los muertos que tenía en su seno y así mismo, la muerte y el sepulcro entregaron lo que tenían, y fueron juzgados cada uno según las obras".

Sobre la resurrección de los que obraron mal para ser sometidos a juicio, el Mesías dijo: "Y saldrán los que han obrado el bien para la resurrección de vida y los que han obrado el mal para la resurrección del juicio" (Juan 5:29). Habrá una segunda resurrección para los impíos. Éstos no resucitarán hasta que los mil años fueren cumplidos, según Rev. 20:5. Este será el fin de ellos, "los cuales serán castigados de eterna perdición, por la presencia de Yahshúa y por la gloria de su potencia" (2 Tes. 1.9).


Fundamento Escritural

David estaba seguro de su resurrección. Salmo 49:15

Daniel profetizó sobre la resurrección de los justos. Dan. 12:1-2

La resurrección es una doctrina escritural. Job 19:26

Es una de las principales doctrinas del evangelio. Heb. 6:1-2

Fue enseñada por Yahshúa. Mat. 22:28-32

Será realizada cuando Yahshúa venga. 1 Tes. 4: 12-17

Los justos recibirán cuerpos incorruptibles. 1 Cor. 15:42

Serán semejantes al cuerpo de Yahshúa.   Fil. 3:21

Para los justos, la vida eterna será una recompensa.   Juan 5:29